Muchos comerciantes señalan que, de a poco, los clientes se animan a volver; hay estrictos protocolos sanitarios
Fuente: La Nación ~ La llegada del Día de la Madre fue como un bálsamo para la maltrecha economía de los shoppings de la ciudad, que reabrieron sus puertas esta semana, después de siete meses de cuarentena. Desde las primeras horas de hoy, hubo buen movimiento en los principales centros comerciales y aunque la capacidad de personas está limitada por los protocolos sanitarios, muchos comerciantes registraron un repunte de las ventas, especialmente en el rubro de indumentaria femenina. Pero el público no se acercó solamente a comprar, sino también para recuperar una clásica salida de fin de semana vedada desde marzo.
«Estamos acostumbrados a otro número, pero de a poco están empezando a volver los clientes fijos. Abrimos el miércoles y cada día vino un poco más de gente», explicó Daniela, encargada de un local de ropa de mujer de la planta baja del Alto Palermo. El suyo, como todos los otros comercios del shopping, tenía un cartel visible en la entrada que indica la cantidad máxima de personas que podían permanecer al mismo tiempo: «Ahora son solo seis, antes en un Día de la Madre podía llegar a tener 30 clientes al mismo tiempo, pero estamos con muchas expectativas y por ahora viene bien».
Para Maru Calderón y su hija Daiana, oriundas de Monte Grande, volver al shopping fue recuperar un momento compartido. «Ya pasamos la angustia de estar encerradas y creo que ahora hay que empezar a salir, con precaución y responsabilidad. Veo que la gente respeta la distancia y hay alcohol en gel en todos lados», opinó Calderón. En la mano derecha cargaba la bolsa con el regalo que acababa de hacerle su hija.
También en el Paseo Alcorta los comerciantes registraron un repunte de las ventas. Fue casi imprevisto. «Uno esperaba otra cosa, pero para haber abierto hace muy poco no estamos tan por debajo de lo habitual -dijo Gisela Iglesias, encargada del local de zapatos Sarkany-. La gente está aprovechando mucho las promociones de 18 cuotas sin interés».
Mientras hacía la fila en la puerta de un negocio para comprarle una cartera a su madre, Delfina, una joven vecina de Palermo, señaló que inicialmente había pensado en hacer la compra online. «Pero como vivo cerca, cuando me enteré que había abierto el Alcorta vine acá para poder verla y elegir. Y también aproveché para venir a cambiar ropa que había comprado por Internet al principio de la cuarentena», contó.
En la entrada del Dot, en el barrio de Saavedra, un enorme cartel de led registraba a cada instante la capacidad ocupada del centro comercial. Cerca de las 15 era del 64,9%, es decir 1298 de las 2000 personas permitidas por protocolo. Para entrar había que pasar frente a una cámara termográfica y rociarse las manos con alcohol en gel. La distancia social, en general, se respetaba y todos llevaban tapabocas.
«Está todo mucho más caro que antes», opinó Karen Raboni, una estudiante de 20 años. «Por eso conviene comprar promociones. Le compré unas remeras a mi mamá y me terminé comprando una yo también», completó su amiga, Iara Pereyra.
La gran mayoría de los comercios del shopping estaban abiertos, aunque la concurrencia era superior en los locales más orientados al público femenino. «La gente está comprando, se ven pasar muchas bolsas. Pensamos que no iba a venir nadie y desde el jueves empezó a crecer. Esperemos que siga así», dijo Rocío Morales, vendedora de un local de cosméticos.
Para Ezequiel Fugazza, en cambio, las cosas no marchaban tan bien. «Nosotros estamos vendiendo ‘chirolas’, hoy tuvimos solo tres clientes», lamentó este encargado del local de indumentaria masculina Key Biscayne. Sin embargo, reconoció que «en las sucursales que están a la calle las ventas sí están repuntando mucho».
Unos pisos más arriba, en el patio de comidas del Dot muchos también aprovecharon el paseo de compras para disfrutar de un almuerzo al aire libre. El sector cubierto no estaba habilitado, pero sí la terraza, donde al menos había unas 40 mesas ocupadas por familias, parejas y grupos de amigos que habían comprado su comida en los locales gastronómicos del interior, que hoy funcionan solo en modalidad take away.