El concepto del lujo cambia según cada década, pero siempre hay algo que se mantiene intacto y vigente: la calidad de lo artesanal. Y Chanel sabe muchísimo de eso desde hace años. Para conocer cómo es el detrás de escena de un típico cardigan Chanel nos sumergimos en la fábrica de hilados Barrie en Escocia.
El comienzo
La empresa Barrie Knitwear fue creada en 1903 y la firma francesa es su cliente desde hace más de 30 años. Es así como cada temporada el savoir-faire de Barrie da vida a las creaciones de prendas de punto imaginadas por Virginie Viard para Chanel. Barrie se destacó por primera vez durante la Primera Guerra Mundial con su colección de medias y ropa interior de punto. Sin embargo, en la década del 20, Barrie comenzó a desarrollar chaquetas de punto, suéteres y conjuntos gemelos, bajo la influencia de Gabrielle Chanel, quien introdujo las prendas de punto como un elemento esencial en un guardarropa elegante y relajado.
La fama mundial
En 1975, Barrie se mudó a Burnfoot, Hawick. Hoy la fábrica cuenta con casi 300 empleados. La producción de las prendas es indudablemente artesanal; cada uno requiere más de 40 operaciones separadas, la mayoría de las cuales se realizan a mano. Este respeto por la tradición también se ilustra en la elección de las materias primas porque Barrie solo utilizará la mejor fibra de cachemire del mercado. Después de ser hilado, el hilo es teñido y enrollado en carretes por expertos en lana escocesa. Luego se entregan bobinas de hilo a Barrie y se serializan meticulosamente, ya que no se pueden mezclar diferentes lotes de hilo debido a un control de color vigilante.
Paso a paso
La fábrica se divide en diferentes zonas: primero es la sala de máquinas donde ocurre el «relleno de la barra»: el trenzado, hecho de antemano, se enhebra en largas barras de metal, que luego se colocan en la máquina que teje la prenda. La siguiente sala es donde tiene lugar el ensamblaje de las cuatro piezas constitutivas de la prenda. En otra habitación, la prenda se lava en las aguas muy puras que son características de las fronteras escocesas y que hacen que la cachemira sea extremadamente suave al tacto. Justo al lado, nubes de vapor le dan a la prenda su forma original. Luego viene el corte, cuyo dominio técnico, particularmente para el collar, requiere dieciocho meses para perfeccionarse. Esto es seguido por numerosas etapas de control de calidad, vitales para garantizar la calidad excepcional de cada pieza. Creaciones que después disfrutamos en los desfiles de la maison. Una prenda icónica siempre anhelada.