Fuente: La Nación ~ ¿Exhibicionismo y voyeurismo? ¿Influencia o tendencia? ¿Musa o ejemplo a seguir? Ni lo uno ni lo otro. Simplemente, influencers.
Un influencer no es un Instagram con un gran puñado de seguidores y publicidad comercial. Es, más bien, una nueva manera de publicitar, llegar a mucha gente y vender. En una primera búsqueda podemos decir que es aquella persona que posee credibilidad sobre un tema concreto en una comunidad determinada. Claro que si lo pensamos así, estaríamos hablando de una acción premeditada almibarada por las leyes del marketing. Un verdadero influencer no se propone ejercer cierta presión sobre otros de manera consciente. Cuando existe la estrategia, la influencia deja de ser honesta.
De Anita Pallenberg se comentaron y comentan muchas cosas: fue el sexto miembro de The Rolling Stones, el stone rubio y la novia y amante de Brian Jones, Keith Richards y Mick Jagger sin que le mezclaran los sentimientos. Pero esa no es la trama que nos ocupa. Pallenberg fue la primera mujer llamada groupie, la seguidora de un grupo de rock que supo darle un brillo extra a la banda de música. Y ese brillo no fue premeditado. En una época virgen de internet y cuentas de Instagram, fue una verdadera influencer. Todas querían ser ella y no por su vida de excesos sexuales, drogas, fiestas y su actitud hacia los músicos. Su manera de vestir influyó y caló hondo en varias generaciones. Y todavía interfiere en más de un diseñador que la recuerda y honra en alguna colección. Además de influencer, una musa. Sus vestidos de terciopelo, las botas altas, esos maxi tapados con cuellos de piel y minishorts poblaron Coachellas muchos años después.
La arena de Cannes la vio caminar, como si marchara por las calles de Londres, vistiendo una blusa banca con mangas pirata, foulard, pantalones angostos y botas chatas. Pero sobre todo el andar y la actitud, la manera de, por ejemplo, fumar aún mientras en la peluquería le lavaban esa melena con flequillo que parecía cortado con los dientes. Compartía con el grupo la ropa, los pañuelos que usaba Jagger eran de ella. Un aire casual que, aunque estudiado, no dejaba de ser informal. Pallenberg murió el año pasado a los 73 dejando un legado que seguirá dando frutos. Es más, Kate Moss varias veces se sintió influenciada por la groupie en su look. La influencia de la influencer.
No solamente un dibujo
Quizás hoy, su versión de carne y hueso sea Mica Argañaraz, la última top model argentina, quien provocó sin quererlo un fenómeno de inmensas características alrededor del mundo: millones de mujeres (colegas incluidas) se cortaron el pelo como ella. La imagen se multiplicó globalmente y esa melena de rulos, tan argentina, se viralizó. Más allá de las dotes y la genética de la modelo, convertida hoy en una auténtica celebrity, estuvo el estilista Lucas Barbolla, de Estudio H. «Hace 7 años, para una campaña local, decidimos renovarle ese carré pesado que tenía. En principio queríamos un estilo años 70´, le corté el pelo a mansalva, se lo rebajé tanto que empezaron a aparecer los rulos y el corte devino en una versión años 80´, muy cercana a un rocker, a Los Ramones, a una nueva versión de Mick Jagger. Cuando volvió a París fue un éxito, tanto que hasta la propia Kate Moss le preguntó quien le cortaba el pelo». Hoy su melena está entre los 3 cortes de pelo que marcan tendencia en todo el mundo.
Los medios, los influencers
La directora del Vogue americano es además, sin tener cuenta de Instagram propia ciento por ciento verificable, una auténtica influencer. Construyó su propio imperio editorial como lo hacen esas plantas parásitas que embellecen al árbol al que están pegadas. Su pedigree periodístico está avalado por un trabajo minucioso construido paso a paso. Cuando en noviembre de 1988 publicó la primera tapa de su mandato con la modelo Michaela Bercu vistiendo una chaqueta de la colección de alta costura de Christian Lacroix con unos simples jeans Guess ya estaba haciendo ejercicio de su influencia. Con esa tapa plantó una nueva semilla: la alta y baja costura en la moda. Claro que en ese momento tan lejano de redes sociales y cuentas reales o truchas, la viralidad fue paulatina. En su caso fue mes a mes.
El paso siguiente fue cambiar a las modelos por actrices y renovar el, quizás, aire viciado que se respiraba en ese momento con las supermodelos pululando alrededor. Y así cada mes, cada año una novedad se colaba, se afianzaba e influía. Sembrar polémica y crear controversia fueron desde su debut las armas más influyentes de la directora de la «Biblia de la moda». Ningún movimiento fue espontáneo, caminó a la par de la época. Con caprichitos a ella no. En su caso imagen y contenido siempre fueron de la mano. ¿Alguien se animará a decir alguna vez que su lugar en el santo grial de la industria del fashion influyó para parecerse a ella? Difícil de admitir. Su look, sencillo y fácil de copiar, no es el preferido por cualquier mortal que la sigue. Sin dudas su influencia no es su propio look sino su trabajo. Y eso vale el doble. Del otro lado del Atlántico y de manera muy opuesta, se encuentra Edward Enninful. En el documental The September Issue (2009) la mismísima Wintour desestabiliza al estilista cuando le bocha el perchero. Claro que en ese momento no sabía (y seguramente tampoco le importaba) que 8 años después se convertiría en el director de Vogue UK, en el primer hombre negro en dirigir una revista femenina en el Reino Unido. Desde agosto del año pasado Enninful revoluciona, evoluciona e influye con su mirada inclusiva desde las páginas de la revista que lidera fomentando la diversidad en la industria editorial. Un influencer con contenido social desde la moda.
El cine y la calle
Bill Cunningham fue un influencer hecho y derecho. Su ojo hábil de águila certera captaba las tendencias que veía en la calle mientras recorría la ciudad de New York en bicicleta. El resultado de su mirada se plasmaba cada semana en las páginas de The New York Times. Varios diseñadores tomaron su trabajo como una real fuente de inspiración. La calle siempre inspira e influencia. Los cazadores de tendencias apostados a la entrada y salida de los desfiles captaron siempre ese caldo de cultivo. Pero desde hace algunos años esos momentos se convirtieron en un negocio importante: las marcas visten a esos influencers (celebrities, actrices y bloggers) para ir a sus desfiles convirtiéndolo en un show paralelo. Entonces¿existe el verdadero streetstyle? Si y le
pertenece a todas aquellas personas a quienes no les interesa ser fotografiados. La honestidad del señor Cunningahm y su trabajo inspiraron e influyeron a muchos, entre ellos a Scott Schuman quien desde su site The Sartorialist perfeccionó ese trabajo y publica ignotos que se destacan por sus estilos, actitudes y detalles.
Francia, ayer y hoy
La actualidad de la que siempre se nutre la moda tiene hoy una nueva arista: los chalecos amarillos de las protestas francesas que se convirtieron en todo un símbolo. Esa prenda, muchas veces considerada un híbrido, es hoy un poderoso elemento político, la bandera de toda una sociedad que se manifiesta. ¿Serán acaso esta prenda y este color los nuevos influenciadores de las próximas colecciones de la semana de la moda de París? Tiempo al tiempo.
¿Influir es vender?