Fuente: IProfesional – La marca platense de indumentaria desafía la crisis del sector y se fortalece con una red de 26 franquicias y sólida estrategia centrada en la calidad.
Con una marcada caída de la actividad del orden del 40%, no es novedad, la industria textilcamina por la cuerda floja. Sin embargo, hay algunas empresas que crecen y son la excepción. La marca de ropa platense Tiza es una de ellas. A pesar del contexto, cada vez vende mejor y, bajo el modelo de franquicias, se consolida a escala nacional. Con una capacidad productiva mensual de 30.000 prendas, abastecen 13 locales propios y 26 franquicias en 8 provincias y, dicen sus dueños, van por más.
Norberto Schinca fundó Tiza en 1987 con una misión muy clara: fabricar y comercializar prendas básicas de calidad que combinen estilo y comodidad con precios accesibles y bien competitivosrespecto a las marcas que responden a las modas. Hoy, sus tres hijos, Valentín, Pedro y Matías, están al frente de la empresa, continuando el legado de su padre. Valentín, uno de los hermanos, destaca que para lograr esta ecuación, el control que la empresa tiene sobre sus procesos productivos y la materia prima es clave.
«Al ser fundamentalmente productores, podemos optimizar los costos para mantener precios bajos y apostar por un negocio de volumen en función de mantener fluidez y la continuidad de consumo en una industria compleja», señala.
La marca ofrece una amplia gama de productos, desde ropa casual hasta prendas más formales, tanto para hombres y mujeres, ya sean adultos, adolescentes o niños. Nacida en la ciudad de las diagonales, Tiza emplea a unas 80 personas, tiene 13 locales propios y fabrica en dos plantas industriales con una capacidad productiva de 360.000 prendas por año.
Aunque la pyme familiar comercializa a través de tiendas propias, su expansión cobró impulso cuando a mediados de los ‘90 lanzaron el modelo de franquicias para llegar a la actualidad con 26 franquicias distribuidas en 8 provincias. «Las franquicias nos permitieron optimizar costos y repartir los riesgos financieros, pero sobre todo, expandir la marca sin la complejidad de gestionar directamente cada local, algo que a medida que la red va creciendo se dificulta si querés estar en el día al día del negocio. Además de que cada franquiciado conoce mejor que nadie las preferencias de los clientes de su zona de influencia», señala Pedro.
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Pero el modelo de franquicias no solo resultó una buena estrategia de expansión para Tiza, sino también una buena oportunidad de negocios para los franquiciados, quienes no solo atienden las necesidades de vestimenta de la familia completa, sino que también pueden generar nuevos negocios, por ejemplo, convirtiéndose en proveedores de las remeras de gimnasia de un colegio de su zona, ya que, por ser Tiza fabricante, puede hacer líneas personalizadas.
Hay que invertir u$s30.000 para ser franquiciado TIZA
Tiza ofrece a sus franquiciados una oportunidad de operar una marca que, cuando el contexto no acompaña, podrá crecer menos, pero nunca estancarse, ya que los básicos son siempre necesarios y su política de precio-calidad le brinda a Tiza un eficiente diferencial. «Además, las franquicias siempre cuentan con el apoyo de la fábrica y como, además de ser productores, tenemos también locales, estamos al tanto de las necesidades del mercado; las promociones son parte de nuestro eje de trabajo,» agrega Pedro.
Dependiendo de la ubicación y el tamaño del local, que debe ser de al menos 60 metros cuadrados (preferentemente en una esquina), adquirir una franquicia de Tiza requiere una inversión que ronda los u$s30.000. Este valor incluye el acondicionamiento del local y un stock inicial de productos, y no cobran canon de ingreso. «Preferimos que, en vez de pagar por la marca, puedan invertir fundamentalmente en producto para que tenga una rentabilidad mayor y un recupero más rápido. Para nosotros, el negocio está en la relación comercial a largo plazo, no en la venta de la franquicia,» aclara Valentín.
Para ser parte de la red Tiza, buscan socios estratégicos que compartan su visión y compromiso con la calidad y el servicio al cliente. Los franquiciados ideales son emprendedores con experiencia en el sector retail, aunque no excluyente, pero sí con capacidad de gestionar su propio negocio.
Como contrapartida, aclaran los hermanos Schinca, los franquiciados de Tiza reciben un paquete integral de soporte que incluye capacitación en gestión de tienda, asistencia en marketing y publicidad, y un sistema de inventario centralizado que asegura un suministro constante de productos. «Este apoyo es clave para garantizar el éxito de cada nueva franquicia, independientemente de su ubicación,» subraya Valentín.
En cuanto a la rentabilidad, Tiza ofrece a sus franquiciados una oportunidad sólida de retorno de inversión en un plazo promedio de 18 meses, gracias a la alta demanda de sus productos y a una gestión eficiente de costos.
A pesar de los desafíos que enfrenta el sector de la indumentaria en Argentina, con este modelo, ahora los socios de Tiza buscan desembarcar con franquicias en las capitales del país y volver a la ciudad de Buenos Aires, donde en algún momento de su historia estuvieron presentes. «De acá a 5 años, el plan es tener al menos unas 100 tiendas,» dice Valentín. «En una época decreciente estamos creciendo, sabemos cuál es nuestro piso, pero no nuestro techo», concluye.