Fuente: La Nación ~ Más del 25% del material que se utiliza para producir ropa son restos. Sin embargo, se estima que solo el 1% de esas telas se reciclan para ser utilizados como hilo y volver a la cadena como ropa nueva.
Desde Tallinn, en Estonia, Ann Runnel fundó Reverse Resources. Esta empresa ofrece una plataforma de software que establece un puente digital entre los distintos eslabones de la cadena: marcas, fábricas de ropa, recicladores y comerciantes de restos textiles. «Es fascinante ver cómo la economía circular se está convirtiendo en una realidad», celebró Runnel.
Este modelo beneficia a las marcas de moda brindándoles estadísticas y una visión más general sobre la industria. Además, les permite determinar cuántas sobras se generan a partir de la producción y a dónde van destinados esos restos. A las fábricas de ropa, las ayudan a clasificar el material y a los comerciales, les ofrece una plataforma de inventario simple para que puedan comprender quién necesita esas sobras y dónde está.
Finalmente, los recicladores se benefician con esta plataforma dado que les permite tener mayor control de su materia prima. Esta empresa eligió Bangladesh como el destino para ejecutar el proyecto piloto. Allí, ayudan a una fábrica a separar los restos que se generan al cortar la tela. Una vez concluido este paso, una planta de reciclaje toma esos restos y los transforma en hilo, que puede utilizarse para fabricar telas y producir prendas de vestir.
Runnel reconoció un problema en la industria de la moda: la gran cantidad de comerciantes informales envueltos en el proceso. «No se dispone de información sobre la cantidad de residuos generados a través de esa red de comerciantes», explicó la mujer y, se preguntó: «¿Cómo se puede usar ese desperdicio más eficientemente?».