Fuente: Rosario3 ~ Cierre de talleres durante la pandemia, salida de extranjeros especialistas y falta de jóvenes formados dificultan la reactivación de la industria.
A medida que avanza la reactivación empieza a bajar la desocupación, que en el Gran Rosario pasó de 11,8% a 7,8% entre el segundo y el tercer trimestre de 2021. Sin embargo, todavía hay muchos puestos que quedan por cubrir, más allá de los tecnológicos en los que la escasez es histórica. Ocurrió meses atrás con el sector gastronómico, cuando producto de las reaperturas, se hizo patente el faltante de mozos, y ahora se da algo similar con trabajadores del sector textil.
En este último caso el problema se focaliza en costureros y personal especializado en el armado de las prendas, no así en vendedores. Esto es algo que ya se venía notando en los últimos años, y que se enmarca en un déficit más amplio que tiene que ver con la pérdida de oficios, pero se vio potenciado por la pandemia. Y es que durante 2020 y 2021, hubo trabajadores con experiencia y mayor edad que decidieron resguardarse y nunca más retomaron las actividades.
Salida de extranjeros
Además, producto de las restricciones sanitarias, se produjo un gran cierre de locales comerciales de indumentaria, las ventas cayeron por el piso y esto arrastró a los talleres que se redujeron al mínimo, y atraviesan una crisis en la que todavía están inmersos. Pero un agravante extra que se sumó el último año fue la cuestión cambiaria: la fuerte devaluación, que lejos estuvo de ser acompañada por los aumentos salariales, y las dificultades para acceder al dólar, complicaron las finanzas de muchos trabajadores de países limítrofes que venían a Argentina a trabajar y a enviar remesas a sus lugares de origen.
“Para mucho personal calificado proveniente de Paraguay, Bolivia, Perú, ya no es conveniente trabajar en Argentina porque no puede enviar dólares a su familia, y volver al lugar de origen o emigrar a Brasil se convirtió en una opción más redituable”, explicó Sergio Collatti, titular de This Week, y agregó a Ecos365 que se trata de “gente avezada que es muy difícil reemplazar”. Francisco Carranza, de Sol Mujer, confirmó la hipótesis: “Hoy nuestra relación sueldo – dólar no existe, y por eso gente de afuera de diversos rubros se está yendo”, dijo. Añadió que esto se nota particularmente en el rubro textil porque “acá hay mucho trabajador golondrina, sobre todo en el Gran Buenos Aires”.
Trabajadores locales también se alejan
El también referente de la industria de la indumentaria rosarina sumó que la situación incluso es compleja con los talleristas de la región. “Nosotros trabajamos con profesionales de Zavalla, Pavón Arriba, Santa Teresa, y otras localidades de alrededores, y nos encontramos con que muchos talleres no pudieron aguantar los dos años de pandemia y terminaron cerrando”, admitió. En este sentido, señaló que este sector se redujo al mínimo, y en los que siguen en pie, sólo quedó la familia a cargo. “Por eso ahora que reactivó un poco la demanda, no dan abasto, y se registran atrasos y faltantes”, apuntó. Por caso, para las graduaciones de fin de año, hubo una gran escasez de camisas.
Para mucho personal calificado proveniente de Paraguay, Bolivia, Perú, ya no es conveniente trabajar en Argentina porque no puede enviar dólares a su familia, y volver al lugar de origen o emigrar a Brasil se convirtió en una opción más redituable”, dijo Sergio Collatti de This Week.
“Nosotros tratamos de apoyar, prestando maquinaria, y rearmando equipos de trabajo, pero es muy difícil porque son pocos los que quieren trabajar de esto y no hay escuelas técnicas de formación”, manifestó por su parte Collatti. Eduardo Levi, de Vandalia, comentó que ve “cierto desentusiasmo” en los jóvenes en aprender el oficio, ya que muchos prefieren un trabajo desde sus casas, y sumó que esto les complicó reemplazar a quienes se retiraron el año pasado. Actualmente la plantilla de su firma cuenta con 160 trabajadores propios.
Máximo Geminelli, de la empresa de ropa de chicos Chubby Gang, reconoció que tras la brusca caída en la capacidad de producción, y el repunte de los últimos meses, los fabricantes de telas quedaron sobrevendidos. “Por eso tuvimos que adelantar las compras de material, pero siempre con cautela porque no sabés cuánto va a durar la recuperación y hay una fuerte inflación”, aclaró. Y es que ante la mayor demanda y escasez de oferta, la variable de ajuste fue el costo de producción, que en algunos casos llegó a duplicarse en medio año, aunque desde el sector niegan que se haya trasladado todo a precios. “Hoy te sale más barato comprarte una remera que salir a comer afuera”, graficaron.
Formación propia
En Sonder, fábrica rosarina de ropa deportiva, hace tiempo se percataron de las dificultades de conseguir personal idóneo y por eso armaron una escuela de formación propia. Según detallaron desde la firma tiempo atrás a este medio, a través de esta escuela brindan un conocimiento específico a aquel que ya cuenta con una capacitación o experiencia básica en el rubro. En este sentido, ya se pusieron en contacto con autoridades provinciales y municipales para hacerse de una base de datos de jóvenes que quieran sumarse.