Cómo es la hilandería que exporta sus prendas al mundo desde La Puna

Fuente: A24 – Warmi, el proyecto recuperado en 2014, se posiciona como un ejemplo de producción sustentable textil desde la recuperación de los saberes ancestrales.

Desde lo alto de La Puna, Hilandería Warmi se posiciona como un ejemplo de producción sustentable textil desde la recuperación de los saberes ancestrales.

Si bien su historia comenzó hace casi 100 años, el proyecto fue recuperado recién en 2014 y hoy en día es una de las marcas -y empresas- que logró conjugar el trabajo y comercio justo con un desarrollo sustentable y sostenible a lo largo del tiempo, creando hilados y prendas atemporales con fibras de lujo, generadas de manera ética y responsable.

“Es una empresa que está alejada de la moda rápida y masiva, resignificamos el concepto de lujo a su sentido ancestral. Ponemos el foco en nuestros orígenes, lo artesanal y la nobleza de los materiales, respetando los tiempos de producción, las condiciones de trabajo justas y el medioambiente”, cuenta Gastón Arostegui, gerente general de la Hilandería Warmi.

Y agrega: “Aspiramos a contarle y mostrarle al mundo nuestra historia y nuestro saber ancestral. Estamos convencidos de que seguir este camino de respeto y consciencia puede ayudar a transformar la manera de consumir. Valoramos la transparencia y trazabilidad de todo el proceso productivo, la tradición cultural, el saber hacer, la proximidad con sus productores, la calidad, el ciclo de vida de la prenda y su reutilización”.

El ejecutivo sostiene: “Las personas que compran un producto de Hilandería Warmi, están comprando su historia, su cultura, y lo hacen de forma responsable”.

Tendencia a seguir

La trazabilidad textil hoy en día es una etiqueta que la moda debe explorar, especialmente cuando la cadena de valor de las fibras y los materiales están siendo fuertemente examinadas.

Conocer cuál es el origen de las telas, los hilados o de cualquier material que compone nuestras prendas nos da la certeza y confianza de saber que fue realizado de manera consciente, controlada y responsable.

Warmi se destaca dentro de la región andina por su historia de resiliencia y continuidad, ya que su recorrido comenzó hace 100 años.

Luego de la recuperación y una posterior puesta en marcha, el resultado es que alrededor de 80 familias de la zona que pertenecen a las comunidades originarias vieron crecer su economía con un trabajo que fue reconocido y valorado por quienes llevan adelante la marca.

«La idea de avanzar en el desarrollo socioeconómico de la región de la puna, aprovechando el recurso de la fibra de llama de manera sustentable y así darle valor en origen”, explica Arostegui.

El proceso se inicia con la compra de la fibra natural de llama a familias productoras puneñas, para su elaboración de piezas textiles y artículos de indumentaria, que exportamos a Estados Unidos, Alemania, Suiza, Australia, Uruguay y Chile, entre otros destinos

La esquila de la fibra de llama se realiza una vez concluido el inverno y se extiende por los siguientes seis meses y al menos en dos oportunidades los productores llevan adelante la obtención de la materia prima.

Por otra parte, la producción se ajusta a la confección de piezas textiles de decoración como mantas, mantones individuales, pies de cama, además de prendas de vestir, entre ellas, ponchos, chalinas y bufandas en la ciudad jujeña de Palpalá, donde también se comercializan las prendas.

Sello de calidad

El tiempo dedicado a cada prenda, la preparación y refinación de cada terminación hecha a mano, promueven «la sustentabilidad y durabilidad de las prendas con intención de crear un cambio positivo en nuestro entorno y en el cuidado del medio ambiente», ilustra Arostegui.

«El impacto principal está en la manera que llegamos a traccionar para arriba el precio de fibra de llama con un valor que realmente beneficie al productor, con ventas directas del productor al consumidor sin intermediarios», precisa el experto.

Y agrega: «Pagamos por encima de lo que paga el mercado por el kilo fibra de llama y reinvertimos el 100 por ciento de lo que generamos en la región de la puna a través de los distintos proyectos que encara la Asociación Warmi”.

De esta manera, la forma de trabajo garantiza la compra de fibra natural a comunidades indígenas que abastecen de la materia prima a la hilandería, lo que representa un aporte a más de 600 familias de pequeños productores.

La hilandería genera 25 puestos de trabajo y en los últimos años logró exportar sus productos a Estados Unidos, Alemania, Suiza, Australia, Uruguay y Chile.

«Si bien el volumen de exportación es bajo, a su vez es considerable porque no hay registros de la exportación de estos productos textiles del total de ventas, un 15 por ciento se destina al exterior. Nuestro sueño es que en un futuro el 100 por ciento del proceso productivo se le agregue valor agregado con una fábrica trabajada por gente La Puna y que exporte al mundo productos con identidad, cultura y tradición», finaliza Arostegui.

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