Fuente: La Voz – La cadena textil y de confección advierte sobre los problemas crecientes para hacerse de materias primas e insumos importados imprescindibles para producir.
Dificultades para fabricar medias debido a la escasez de la fibra sintética importada que se combina con el algodón local en su producción. Telas cuya fabricación se discontinua porque faltan los químicos utilizados para teñirlas, que provienen 100% del exterior. Una gran marca internacional que llega a la Navidad con stock cero de su remera más clásica y vendida –producida en el país–, debido a las demoras en el ingreso del insumo importado que llevan.
Problemas de ese tipo se multiplican en la extensa cadena de la industria textil y de la indumentaria argentina, acotando la disponibilidad de productos de las marcas y abriendo aún mayor incertidumbre sobre las colecciones de invierno que deben terminar de alistarse en el verano e incluyen, por ejemplo, un buen porcentaje de abrigos importados.
Ese es el panorama que describen desde la Fundación Pro Tejer, voz de la industria textil y de la confección nacional; y también en la punta de la cadena, en los shoppings locales. Allí muchas marcas lidian con faltantes de productos puntuales o una oferta más acotada a la habitual de stock de productos; además de trabajar con incertidumbre sobre cómo evolucionará el problema en los próximos meses. De consultas a en todo este arco provienen los ejemplos citados al inicio de esta nota.
La industria de la moda es, al igual que casi toda la actividad productiva del país, castigada por la agudización de la “crisis de las importaciones“ derivada de la falta de dólares. En las últimas semanas, el cepo se siente con mayor intensidad y las cámaras más representativas como la Unión Industrial de Córdoba (UIC) y la nacional UIA salieron a manifestar su preocupación.
La UIC advirtió a fines de diciembre que había descendido “significativamente” la tasa de aprobación de importación de insumos en el sistema nacional SIRA: el promedio de las aprobadas solicitadas desde Córdoba había bajado del 50% al 36%. También se alargaron los plazos.
En la industria de la moda con base en el país, las restricciones están generando “paradas rotativas en plantas industriales”, explicó alarmado Luciano Galfione, presidente de la Fundación Pro Tejer.
“La falta de materias primas no fabricadas en el país es una dificultad generalizada que afecta a hilanderías y empresas que confeccionan indumentaria. Todo lleva algún componente importado, que no tiene reemplazo por equivalente local; al que las industrias deben acceder de manera fluida. Las demoras y trabas en su importación obligan a detener la producción”, detalló Galfione.
Y enumeró: “Por ejemplo, todos los productos químicos que se usan para teñir textiles son importados; y no están entrando. También hay dificultades para traer fibras sintéticas como poliéster o nailon, utilizadas de manera generalizada. Una fábrica puede tener las partes de una remera de algodón, porque se produce aquí, pero no la puede coser porque el hilo que se usa es sintético”.
Los repuestos para la maquinaria que utiliza la industria, todo de origen internacional, también acusan faltantes.
Galfione apuntó que el volumen económico de estas importaciones no es importante en relación con el de otros sectores, pero su merma tiene un enorme impacto en la actividad de toda la cadena textil y de confecciones, un entramado que genera una gran cantidad de empleo.
Y para peor, el problema se agudiza en un momento en que la industria viene ejecutando fuertes inversiones para ampliar capacidad productiva, un proceso iniciado en 2021, año de alto crecimiento en el que se abría una perspectiva prometedora al sector.
“Entre 2021 y 2022, la industria dispuso inversiones por unos 800 millones de dólares en maquinarias e infraestructura para ampliar capacidad instalada. Son valores de una magnitud histórica a los que no le hace nada bien esta incertidumbre”, opinó el titular de Pro Tejer.
Esta merma en el ingreso de insumos que pega a la industria confluye con una baja también en el ingreso de prendas terminadas (ver Valor y volumen de importaciones…), algo que complica a las marcas nacionales, ya que en su mayoría trabajan con una combinación de producción nacional e importaciones. Por ejemplo, traen camperas que no se fabrican en el país.
El otro problema: faltan talleres textiles
En la industria de la moda, los parates que generan las restricciones a las importaciones se combinan con otro problema: un cuello de botella en la capacidad de confección debido a la falta de talleres; un déficit del que se quejan todas las marcas de indumentaria.
“En 2018 y 2019 cayó enormemente el consumo y cambió la matriz productiva, porque el Gobierno de Mauricio Macri abrió las importaciones de prendas sin restricciones. Para las marcas fue más barato importar que producir. Eso bajó de manera drástica el trabajo para el sector confección y destruyó el empleo en él. Parte de los trabajadores eran migrantes de países vecinos que regresaron a su lugar de origen. El éxodo se intensificó aún más con la pandemia”, explicó Galfione.
El proceso achicó la estructura productiva formal, representada por la Fundación; y redujo aún más a la informal, también presente en el sector. Esta última por su condición no accedió, por ejemplo, a las medidas de auxilio estatal implementadas en la cuarentena, como el pago de ATP.
Parte del gran volumen de inversiones en marcha en el sector apuntan a revertir ese “agujero” productivo. Y buena cuota del flujo está yendo a las provincias de La Rioja y Catamarca, que implementaron en los últimos años fuertes regímenes de promoción industrial para el sector.
Un ejemplo entre muchos es RA Intertrading, la firma que fabrica la camiseta oficial de la “Scaloneta”. Abrió hace poco una nueva planta en Catamarca (tiene otra en el conurbano bonaerense) y la está ampliando.
Desde la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (Ciai) destacan que hasta septiembre último, la producción de indumentaria era la mayor generadora de empleo entre todos los sectores industriales en los últimos 12 meses; con un salto del 11% en los puestos en ese lapso.
Desde Pro Tejer también ejecutan proyectos de capacitación para formar mano de obra textil en distintos lugares, y en alianza con diversos actores. Pero se trata de toda una evolución que lejos está de ser inmediata.
El caso de la brasileña Renner
La cadena brasilera de moda bajó de manera “temporal” la persiana en dos de sus cuatro tiendas en el país, una de ellas en Paseo del Jockey, acusando “falta de stock” por razones ajenas a ella. El problema deriva de las dificultades de la firma para traer ropa y accesorios desde el exterior (fabrica en Brasil y en Asia), a causa de las restricciones sobre las importaciones asociadas a la falta de dólares.
Estas trabas son mayores sobre los productos terminados que sobre la compra exterior de materials e insumos para la industria, ya que el criterio del Gobierno nacional es priorizar la producción nacional y mantener las fábricas en actividad. Sin embargo, la agudización de las restricciones también está alcanzando a las importaciones de la industria.