Fuente: IProfesional ~ Pensados para acelerar los tiempos de operación en una automotriz, hoy se imponen como una herramienta que agiliza pequeñas operaciones
Casi como una metáfora de la vida, los viejos y estructurados códigos QR están teniendo su revival. Pensados para aplicaciones que, en sus orígenes, no lograron imponerse demasiado, hoy están alcanzando la masividad imaginada en aquellos tiempos a través de los pagos digitales.
Creados en 1994 por Toyota, su objetivo principal era registrar los códigos de repuestos a alta velocidad. Y allá, en su país de origen, Japón, tuvo éxito.
La onda expansiva llegó a todo el mundo pero sin mucho espacio donde aplicarlos. Los casos más exitosos fueron para leer información adicional de las obras expuestas en museos o de variedades de árboles y animales en parques y espacios recreativos. No mucho más.
Este año, en la Argentina se lanzó una serie de iniciativas que están poniendo al QR en un lugar de privilegio. Pasaron 24 años para que madurara su uso y hoy comienzan a ser parte fundamental de los cobros digitales: lo incorporó Red Link con VALEPei e hizo lo propio Mercado Libre para Mercado Pago. Y la combinación de cuadraditos sigue en el centro de varios proyectos de empresas fintech.
Su redescubrimiento para facilitar las compras y pequeñas operaciones monetarias se debe, justamente, al concepto con el que el código QR fue creado: la rapidez para ejecutar transacciones. Además, representa menores riesgos, ya que no es necesario sacar la billetera o tener todo el tiempo encima la tarjeta de crédito, ni tampoco la de débito.
Y, gracias a su agilidad, se transforma en «un medio ideal para lanzar estímulos de compra vía descuentos o promociones», según un informe de Latinia, empresa de software dedicada al mundo fintech.
También se utiliza para desarrollar estrategias de fidelización, pues «permite cerrar la transacción con mensajes que la activan vía programas de puntos», detalló el reporte.
Aunque este resurgimiento se cristalizó a lo largo de este año, las primeras iniciativas concretas se vieron en 2017, cuando Red Link desarrolló la app Mob Profesional, que permite cobrar con códigos QR los servicios profesionales y productos que se adquieren en pequeños comercios.
«La generación del pago se realiza desde la billetera VALEpei. Es decir, un usuario de VALE que, por ejemplo, va al psicólogo y este tiene Mob Profesional, genera el QR. El usuario VALE lo escanea con su celular y abona», explica Jorge Larravide, gerente comercial de Red Link, a iProUP.
Actualmente, la aplicación ya registra más de 100.000 descargas y cuenta con 75.000 usuarios activos.
Dado este puntapié inicial a través de Red Link, llegó el turno en junio pasado de Mercado Libre, que habilitó esta funcionalidad en su billetera virtual. Y comenzó una nueva oleada de uso, más masiva aún.
Si bien también depende que sean los comercios los que habiliten los cobros –sean de cadena, o pequeños, más barriales–, el secreto pasa por la incorporación de esa modalidad. A los usuarios de Mercado Libre les resultó más fácil dar el paso, justamente, porque ya venían usando Mercado Pago. Y el QR facilitó su adopción
«Ya hay más de 1 millón de usuarios que realizan los pagos con la billetera digital. Desde que lo lanzamos, ya se concretaron más de 1,2 millones de transacciones con QR», afirma Ignacio Estiváriz, director de Mobile de Mercado Pago, a iProUP.
De acuerdo con el directivo, el esfuerzo se basa en tener cada vez más comercios que reciban el sistema y acepten el código QR como medio de pago asociado a la aplicación de MercadoLibre/MercadoPago.
Y en esta sumatoria entran tanto las grandes cadenas de retail y de tiendas de café, como hamburgueserías o estaciones de servicios y pequeños comercios. Ya son más de 150.000 los locales que se subieron a esta modalidad en la Argentina, que se convierte así en el primer país de la región en utilizarla, mientras Brasil se encuentra en proceso de implementación.
El ritmo de adopción es aceleradísimo. Mientras en Mercado Pago se limitaron a señalar que las tasas de crecimiento son altísimas desde el lanzamiento, no sólo porque cada vez más usuarios emplean el sistema, sino porque lo utilizan de forma más frecuente.
Por su parte, Red Link, ponen números. «El promedio de transacciones por usuario VALE es de 13 operaciones mensuales. Y la relación entre quienes cuentan con la aplicación es de unos 75.000 en condiciones de pagar y unos 2.000 que pueden cobrar con QR», señala Larravide.
A tal punto se da el revival de estos códigos que ya no se trata sólo de empresas consolidadas –como las anteriormente mencionadas– las que deciden utilizarlo para las transacciones, sino que también son tenidas en cuenta por quienes están al frente de diversos emprendimientos.
«Varias startups están proponiendo los QR como sistema de pago dinámico en las tiendas. Esto supone una gran ventaja tanto para el comprador (pues le facilita una nueva herramienta de cobro basada en un dispositivo universal como lo es el celular) como para el comercio, ya que le suministra una nueva facilidad para abonar, ya que puede generar códigos de manera dinámica de importes en tiempo real», aseguró Oriol Ros, director de Mercadeo de Latinia, socio del programa Startupbootcamp Fintech Latam, dedicado a la aceleración de estos proyectos.
«En resumen, esto significa máxima simplicidad y cero fricción», completa el ejecutivo en diálogo con iProUP.
Tal vez porque nacieron allí, porque los niveles de adopción de tecnología son más altos al tratarse de países productores –o ambas cosas–, los países asiáticos son el referente internacional del uso de pagos mediante códigos QR.
Si Toyota los diseñó, el que los hizo popular en los comercios fue la cadena de supermercados británica Tesco en Corea del Sur. En 2010, los incorporó como medio de cobro para una población que pasaba una gran parte de su día en las estaciones de tren.
Para amenizar la espera, Tesco ofreció comprar a través de un sistema que les permitía escanear los códigos de una pantalla como si estuvieran en el supermercado y luego recibían el pedido en su casa.
En China, los QR son utilizados por 500 millones de habitantes, más de un tercio de su población, tal como mostró iProfesional en este artículo de septiembre de 2017.
¿Será posible imaginar una Argentina donde sean usados por el grueso de la población?
En la medida en que referentes como Mercado Pago y Red Link, de un lado, y las startups financieras, del otro, los impulsen, la idea podría prender rápidamente en la mayor parte de la sociedad. No sólo por la comodidad para pagar productos y servicios, sino también para realizar transferencias de dinero y otras operaciones sencillas.
Y se potenciará aún más si las empresas y tiendas que mueven grandes volúmenes de efectivo las imitan. Porque el dinero de papel también tiene su costo, y si se puede bajar, mejor.
«Para los usuarios, la ventaja es que no tienen que cargar la tarjeta de crédito, que la tecnología es simple y se puede descargar en cualquier tipo de celular, razones por las que sólo es posible pensar que su crecimiento en América Latina va a ser exponencial y estará absolutamente incorporada en el sistema financiero», aseveró Estiváriz.
Hay un segmento más proclive a su adopción y es el de los millennials, comprendidos en la franja entre los 20 y los 35 años, aunque los consultados coincidieron en que será masiva en todos los segmentos etarios.
Masivos para el 2020
La regulación financiera argentina también se inclina en favor de los QR. El 24 de octubre se publicó en el Boletín Oficial el decreto 933/2018, que libera desde 2020 a los comercios que cobren mediante estos códigos de aceptar también tarjetas de débito, pues serán equivalentes.
«Los contribuyentes que acepten pagos a través de la utilización de los mencionados códigos (QR) no estarán obligados a aceptar, de manera adicional, los otros medios de pago dispuestos», establece el artículo 2° del decreto que modifica la Ley N° 27.253, que entrará en vigencia a partir del 1° de enero de 2020, impulsada por el Banco Central de la República Argentina (BCRA).
A través de su mesa de innovación, la entidad promueve los nuevos desarrollos con el objetivo de ampliar el sistema financiero argentino, uno de los más pequeños y menos desarrollados de la región.
La legislación actual obliga a los contribuyentes que ofrecen productos y servicios para consumo final a aceptar para sus cobros «transferencias bancarias instrumentadas mediante tarjetas de débito, tarjetas prepagas no bancarias u otros medios de pago que el Poder Ejecutivo nacional considere equivalentes».
Con esta medida, se aliviará el costo de instalación de los dispositivos que procesan las operaciones con tarjetas de débito. Si se trata de ahorrar costos, los comercios no lo dudarán. Los códigos QR están en su revival y, tal como se presentan las cosas hasta ahora, tal vez su regreso sea inmortal.