Fuente: Economis – Animaná fue la empresa social argentina destacada en el informe de Naciones Unidas. La marca B Corp fue fundada en 2008 por Adriana Marina. La misión del proyecto es trabajar muy de cerca con las comunidades y las fibras naturales de la Patagonia y los Andes, combinando técnicas ancestrales con diseño contemporáneo para crear productos de lujo sostenibles. Marina también es la creadora de la organización Hecho por Nosotros, que ofrece a las comunidades textiles artesanales de América Latina programas de capacitación para ayudarles a integrar la circularidad en sus modelos de negocio y a acceder a los mercados mundiales.
El éxodo de las comunidades originarias de los Andes hacia las ciudades genera la pérdida de la biodiversidad, las tradiciones y la cultura local. Adriana fue testigo de cómo las fibras preciosas eran exportadas a Europa, descuidadas y sin tratar, desperdiciando el valor agregado que se les podría dar antes de comercializarse. Pudo contemplar que las comunidades no contaban con los recursos técnicos, logísticos y operacionales para poder valorizar los recursos. Desde su mirada de economista, investigó y logró entender las injusticias que existían dentro de la cadena de producción y la consecuente falta de oportunidades para los artesanos dada por la falta de entrenamiento, la carencia de capacidades y oportunidades de mercado justas.
La misión de Animaná es revalorizar el trabajo de estas comunidades, enaltecer las riquezas de los Andes, conectarlas con los mercados y crear valor agregado para su desarrollo local. Estos son los valores que viajan en cada prenda y en cada producto. Se combinan las fibras naturales de los camélidos de los Andes – llamas, vicuñas, guanacos y alpacas – con técnicas ancestrales y diseño.
Las comunidades andinas con las que trabajan duplicaron y hasta triplicaron su capacidad de producción, generando mayor rentabilidad por su trabajo. Esto les permitió a las familias pasar del estatus de artesano al de empresario local, lo que contribuyó a su desarrollo económico y humano. En este modelo, las mujeres ocupan un lugar central: representan el 85 % de los tejedores. El hecho de tener ingresos más acordes con su trabajo y con su dedicación, les genera un beneficio directo tanto a ellas como a sus familias: pueden sostener su hogar, abrir una cuenta en el banco, acceder a servicios de salud, valerse por sí mismas y mejorar su autoestima. Este impacto positivo disminuye también la migración de los jóvenes hacia las ciudades.
En 2016, Animaná abrió su primera tienda en París. En 2017, abrió su segunda tienda en Buenos Aires, Argentina, en el barrio de Palermo. Uno de los proyectos más recientes consiste en estudiar cómo aplicar la tecnología blockchain en el mercado de las fibras naturales, en busca de una trazabilidad completa. El modelo permitiría mejorar la reputación de la marca Animaná y la de sus socios, logrando brindarles a los clientes la posibilidad de generar un lazo personal y directo con el creador de la prenda que llevan puesta. El principal desafío actual es aumentar el volumen de ventas manteniendo márgenes que permitan reinvertir y seguir creciendo. Desde Animaná se aspira a que la producción aumente para poder dar más trabajo a cada uno de los miles de artesanos que forman parte del ciclo. Hasta ahora, se logró crear una red de 7500 artesanos.
En 2019 Animaná recibió el premio ‘Best for the World’ de la certificadora de empresas sociales B Corp por su trabajo en las categorías ‘changemakers’ y ‘communities’. El trabajo de Animaná y Hecho por Nosotros en materia de circularidad ha sido reconocido al recibir el estatus consultivo especial del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (UNECOSOC), donde dan a conocer en foros internacionales de alto nivel sus experiencias, retos y ambiciones en materia de empresas circulares.
Otros casos internacionales destacados por el informe
MUD Jeans es una marca de pantalones con sede en los Países Bajos, cuyo principal producto es el jean para alquilar. Los productos se fabrican con algodón reciclado postconsumo, así como con algodón orgánico certificado. Los consumidores tienen acceso a la reparación gratuita del producto durante 12 meses. Cuando los jeans se devuelven a MUD, se entregan a otro consumidor o, si han llegado al final de su vida útil, se trituran para ser utilizados en la producción de nuevos productos.
La industria creativa de África Oriental suele tener dificultades para acceder a la financiación. Heva es una institución financiera, de apoyo empresarial y de conocimiento que cuenta con varios fondos, como el “Fondo para Mujeres Jóvenes en Industrias Creativas”. Ofrece préstamos y asistencia técnica para apoyar a empresas dirigidas por mujeres. Heva llevó a cabo el proyecto Uhuru Market de Nairobi, un mercado al aire libre con más de 1.000 PYMEs de la confección. En 2020 Heva puso en marcha una plataforma de comercio electrónico para el mercado con el fin de conectar a los comerciantes locales con los clientes.
Una productora de moda rosarina creó la marca Bobby & Poppy, se hizo fuerte en el mercado y vende 15 mil prendas por temporada.
La emprendedora rosarina Gisel Moreno creó Bobby & Poppy, hizo fuerte la marca en el mercado y ya vende 15 mil prendas por temporada.
Gucci, Prada, Louis Vuitton, Versace ya lo hacen. Es un negocio que en Europa mueve 100.000 millones de euros al año. Se trata del diseño y fabricación de ropa de lujo para mascotas, tanto perros como gatos, cuyos propietarios quieren que sus acompañantes estén a tono con su look. En esa idea se inspiró una emprendedora rosarina, Gisela Moreno, que venía de haber trabajado 20 años en el negocio de la moda tradicional e imaginó que faltaba en el país una marca de calidad de indumentaria para mascotas. Así nació, en la post pandemia, Bobby & Poppy, una marca con una buena penetración en el mercado donde el 60% de lo que producen ya lo venden en veterinarias premium de Buenos Aires.
Foto gentileza Bobby & Poppy
Gisela es diseñadora de indumentaria, estudió diseño gráfico y producción de moda. Tiene, claro, dos mascotas propias y cuenta en esta entrevista que cuando hacía fotos para sus redes no le gustaba la ropa que tenían y las fotos no se veían bien. Esos polars de colores estridentes no tenían nada que ver con la decoración del lugar o con los colores que ella estaba usando en esa temporada. Entonces ahí pensó que había un nicho para explorar, porque en un mundo donde la fotografía pasó a tener un lugar de centralidad, darle ese plus debía funcionar. “Me propuse hacer una línea de colección de moda para mascotas, manteniendo la estética acorde a lo que son las tendencias reales de la moda femenina”, cuenta a Negocios y agrega un dato más, ella vive parte del año en Estados Unidos donde compraba mucha ropa para mascotas y cuando llegaba a Rosario siempre le preguntaban de dónde eran esas prendas. Ese dato también le dio empuje para pensar que había ahí una oportunidad.
Hay diseños de distintos tipos, uno más americano, otro más clásico y el último más estilo inglés.
Foto gentileza Bobby & Poppy.
Así empezó a idear el negocio buscando los mejores proveedores para desarrollar las prendas. En ese tiempo de investigación, pensó que lo mejor era hacer sweaters tejidos utilizando lana 100% vegana con colores tierra que se obtienen de reciclar los residuos de la producción textil nacional, con packaging eco friendly y perchas de cartón reciclado. “Lo que se obtienen son lo que se llaman colores quebrados, no son puros, sino mezclados, más terrosos y no se pueden teñir, ni agregar anilina, para que el producto se conserve 100% ecológico”, añade Gisela.
Los diseños son todos de la emprendedora y cambian en cada temporada de invierno porque se inspiran en la moda vigente. Fabrican de todos los tamaños, desde el XS para animales de un peso aproximado de 2 kilos, hasta un XL que llega hasta los 40 kilos, el costo promedio es de unos $8.000 por prenda y venden unas 15 mil prendas por temporada. Ahora bien, el canal de venta no es el minorista, sino que comercializan el producto exclusivamente en el canal mayorista. Tienen de clientes a veterinarias de todo el país, donde la marca Natural Life es la que más vende en Buenos Aires, pero tienen un buen mercado también en Rosario y lugares puntuales como Cariló en la costa argentina, Córdoba, Neuquén y Chubut.
Un nuevo desafío deco
Tras la buena aceptación del producto, ahora la apuesta es hacer accesorios para mascotas que sean amigables con el diseño del entorno en el que habitan. Por ejemplo, juguetes de los mismos colores y texturas que las prendas, colchas para dormir o para utilizar en los vehículos e incluso porta bolsas para que los dueños lleven a las plazas. La línea se llama Bobby & Puppi Home y ya está completamente diseñada para poder lanzarla al mercado en el 2024.
Otro de los planes hacia el año próximo es llegar a Europa. Trabajan en ello y ya tienen los primeros contactos con un socio que vive en Alemania y tiene aceitada la cadena de distribución europea por otros negocios en los que ha estado. La idea en ese caso no sería fabricar en Argentina, sino que ya hicieron llegar los moldes de las prendas a una fábrica de Bangladesh para ver si se pueden realizar allí. Y, como Gisela viaja mucho a Estados Unidos, lo cierto es que ya llevaron también muestras a ese país para desarrollar ese mercado.
Fuente: La Capital – La marca textil rosarina, que logró el sello de Buen Diseño Argentino, se fabrica bajo premisas sustentables. Utilizan telas de calidad que buscan en todo el país. La historia de Eileen Cowes, una artista rosarina con diseños de exportación.
Entrar al mundo de Eileen es explorar nuevos espacios. Se rompe lo cotidiano para ingresar a una experiencia donde el arte envuelve todo. Las palabras precisas, los espacios cálidos, los cuadros, las esculturas, los objetos que marcan la historia de una vida. Y claro, la indumentaria. Telas de calidad con historia propia que se eligen para cada pieza. Las prendas tienen cada una su nombre, se nombran porque tienen un recorrido para contar. Ninguna es igual a la otra, pero todas son argentinas. Algo de todo esto se percibe al entrar al espacio de la diseñadora rosarina Eileen Cowes que creó una marca con nombre propio. Tan es así que incluso fue reconocida con el Sello de Buen Diseño Argentino (SBD) que otorga la Secretaría de Industria y Desarrollo Productivo de la Nación. En esta entrevista con Negocios hablará de sus inicios, de los caminos recorridos que la llevan a tener hoy su propio lugar en la escena local mientras ya mira los mercados externos con la clara decisión de exportar.
Eileen es la cuarta de seis hermanos, familia numerosa que tuvo una pérdida fundamental muy temprana, su mamá murió cuando ella sólo tenía dos años. No la recuerda, pero sí sostiene que tomó de ella su sensibilidad y le reconoce a su padre, empresario industrial rosarino, la libertad y el respeto que siempre tuvo por su deseo y su trabajo. Ella es de formación docente, incluso tuvo su propio jardín de infantes que se llamó Rayuela, y fue en esos años cuando la conmovió la creatividad que veía en el mundo de los niños. Un tiempo después, comenzó con el diseño de indumentaria, pero su primer negocio fue justamente para el segmento de los más chiquitos. Creó la marca Ochiolino donde allí ya nació su búsqueda por lograr productos creativos, rodeados de arte, diferentes. Recuerda que hacían ensambles de telas muy buenas con gente con gran capacidad que le daba más valor a cada prenda. Ese negocio lo tuvo hasta que, en una de las crisis argentinas, los costos se fueron por las nubes y tuvo que barajar y dar de nuevo.
Pensando en nuevos productos, se le ocurrió junto a un socio comenzar con la fabricación de velas. Eran épocas donde comenzaron a ser tendencia en deco y el negocio funcionó bien varios años bajo la marca Almacén de Aromas. Tras venderle su parte a su socio, empezó a pensar en un nuevo camino, y fue allí cuando llegaría la idea de volver al diseño de indumentaria, pero esta vez con un local en pleno Paseo del Siglo, sobre Córdoba entre Italia y España, bajo el nombre Si supieras vida mía. “Entre al diseño de la mano del arte”, explica Eileen incluso quien haya visitado alguna vez ese local puede recordar que el arte estaba en todas partes, en la ropa, en los accesorios, en las paredes, en la arquitectura.
El lugar no era sólo un local comercial, sino que allí se hacían intervenciones de distintas disciplinas como la danza, talleres de arte, de artesanos textiles, entre otras propuestas que hicieron que el espacio quedara en la memoria de sus habitués. Luego llegaría la pandemia y con ella la decisión de Eileen de pensar en una nueva experiencia para sus clientas. Cerró el local y lo llevó a sólo dos cuadras de allí, a una cálida terraza de calle Dorrego al 900 donde hoy funciona. Y en ese espacio, donde además vive, es la gran anfitriona de su marca porque quien compra las prendas Eileen Cowes conocerá además un mundo más íntimo atravesando una parte de su propio hogar. Es algo así como una “casa arte”, donde también funcionan algunos talleres especiales, aunque ya no multitudinarios. Esa casa tiene también su historia, fue allí mismo donde Eileen recuerda que en una época hizo durante meses junto a unos amigos unas cenas temáticas de varios pasos, con la presencia de una bodega que los acompañaba. “Abrimos las puertas, hacíamos una noche de ópera, otra de bossanova, otra de marionetas para adultos y yo era la anfitriona. Pensábamos cosas para hacer con lo que teníamos a mano”, relata.
Algunos de los diseños con colores claros para sostener una producción sustentable.
Foto: Sebastián Suarez Meccia / La Capital
Una mirada sustentable
Durante toda la entrevista cuando Eileen explica lo qué hacen en sus talleres textiles estará presente una búsqueda constante por la sustentabilidad, por un consumo consciente e incluso fabrican una producción acotada que aporte a un esquema de cuidado del medio ambiente. Cuenta que la marca propia comenzó en 2013 porque en los primeros años de Si supieras vida mía exponía prendas de artistas porteños. Hoy sólo vende lo confeccionado por ellas mismas, trabaja junto a una de sus hijas, Manuela, mientras que también vende la joyería que crea otra de sus hijas, María, desde España donde reside. Hoy exporta a Costa Rica, pero tiene todo listo para empezar un camino formal de exportación hacia la península ibérica, meta que quiere cumplir en breve.
“No trabajamos más con plásticos, incluso empezamos a sacar el modal porque tiene elastano, tratamos de trabajar todo con algodón, con la premisa “cero desperdicios”. Reutilizamos hasta los pequeños pedacitos que no se usan para otra cosa, usamos material de descarte hasta para hacer las lámparas del local”, explica. Además, se dedican a hacer prendas atemporales para no colaborar con el descarte de cada temporada. La idea es que la ropa pueda usarse en cualquier época, incluso sin hacer una división exacta entre invierno y verano. El camino sustentable es largo y complejo, pero hacen su pequeño aporte. Incluso buscan colores neutros, claros, para evitar el uso de agua en exceso para las tinturas. Todo está pensado.
Para lograr tener prendas de calidad, Eileen busca cada proveedor en distintas provincias del país. Prefiere especialmente cooperativas e incluso pequeños productores de Chaco, Catamarca, San Juan y Neuquén. La mano de obra rosarina es de artesanos y artistas de gran trayectoria que llevan muchos años trabajando con ella. Hay nombres como la artista textil María Blanco, o la arquitecta Patricia Alisio, que se encarga de las tinturas. “Siempre estoy en la búsqueda de telas y de lanas que se produzcan incluso a pequeña escala en el país. Y cuando no conseguimos lo que necesitamos nos asociamos con otra gente de Argentina para traer insumos, por ejemplo de India, pero que luego se tejen con manos argentinas”, agrega.
Respecto de quienes compran las prendas, lo claro es que deben ser personas que tengan una valoración por lo artístico y que busquen en la indumentaria un producto con mucho valor. Un collar, como pieza única, hecho en alpaca con tela tramada puede llegar a un costo de $70 mil, mientras que las poleras, sweaters, remerones tienen un costo de $25 mil en adelante dependiendo de todo su proceso.
Estos son los pequeños retazos que sobran en la confección y que luego se reutilizan en nuevos diseños, como el que se ve en el vestido blanco.
Proceso creativo
Eileen hace sus diseños a mano, dibuja, ilustra. A ese proceso no es fácil ponerle palabras, pero dice que “la creatividad se despierta y la materialidad pasa a ser una excusa y un fin. Se puede trabajar con una tela o puede ser un papel o lo que sea. También es una necesidad, porque uno busca una forma de vivir de lo que te gusta hacer. Algunas cosas me despiertan sensibilidades y siento que a través de lo textil lo puedo plasmar y eso me da una forma de vida. Y le pongo mucho esfuerzo también, porque es trabajo, hay que estar, hay que producir, hay que hacer fotos, hay que subir en redes”. Así es el camino de esta artista rosarina, que está firme en la convicción de ir hacia adelante buscando más futuro para sus creaciones cruzando el océano.
Fuente: Noticias – Empresario textil cuenta cómo es trabajar en familia, estilo, tendencias, sobrellevar las crisis, mercado argentino complicado.
Alejandro Pernas no pensaba dedicarse a la industria textil, estudiaba ingeniería porque quería ser ingeniero mecánico, pero el peso de la tradición familiar pudo más y, finalmente, se unió a su papá, que ya venía trabajando en el rubro y había participado en la marca Modart. Fue en mayo de 1983 cuando padre e hijo iniciaron esta aventura con un comercio de venta de ropa de hombres.
“Con el tiempo nos fuimos desarrollando industrialmente y comenzamos a producir para diferentes marcas, entre ellas, Sastrería González, que está en el mercado desde 1920 —recuerda Alejandro—. En los años ’60 y ’70 González fue una referente de moda en el país, pero con el arribo de las marcas internacionales comenzó a decaer, aunque siguió manteniendo su presencia. Finalmente, en 1999, con mi padre decidimos comprar los derechos de la marca. Yo soy un luchador y un emprendedor desde muy joven, y gracias a Dios la sangre joven se interesó en el negocio y hoy mi hijo está conduciendo con éxito los destinos de GNZ”. Actualmente la sociedad familiar está compuesta por Alejandro —CEO de la marca— su hijo Nicolás, su esposa, su hermana y su madre.
Noticias: ¿Cuál es el secreto para sostener una marca tanto tiempo en un país complicado como Argentina?
Alejandro Pernas: Es cierto que en un país con tantos vaivenes económicos y políticos todo cuesta mucho más, pero la marca siempre conservó la calidad de la materia prima y la calidad en la confección. Además, desde 2010 a 2014 hicimos grandes inversiones en tecnología de última generación, y en junio me voy a una feria mundial de tecnología para la industria textil para ver qué pasa en el mundo y si hay alguna maquinaria que valga la pena incorporar. Por otro lado, desde hace seis años estamos trabajando para renovar el producto y la imagen de la marca y nos estamos mudando a la sigla GNZ para sacarnos el corsé de la sastrería, aunque la sastrería sigue siendo la columna vertebral de la marca. Todo esto hace que hoy estemos muy bien posicionados, apuntando siempre al segmento ABC1. La realidad es que nosotros nos preocupamos y somos apasionados de lo que hacemos.
Noticias: ¿Cómo definiría el estilo GNZ?
Pernas: Las nuevas colecciones son un poco más osadas, pero en el buen sentido, nunca vamos a hacer algo loco, la idea es acompañar la modernidad.
Noticias: ¿Cómo es su propio estilo? ¿Sólo viste su marca?
Pernas: Sí, sólo uso González, salvo cuando me pongo ropa deportiva. Mi vestuario es un poco más osado en lo que respecta al saco sport y un poco más clásico en lo que respecta a la sastrería formal. La mayoría de los días estoy con saco sport, pantalón de gabardina o jean y borcegos o zapatillas. Tenemos una colección de zapatillas espectacular.
Noticias: ¿Cómo piensan las colecciones? ¿Qué tienen en cuenta al crear una nueva colección?
Pernas: Las colecciones se manejan en base a lo que nos inspira, lo que vamos viendo, la información que vamos recabando por el mundo y aplicando también la impronta propia, adaptando a lo que es el mercado argentino. Hay un equipo de trabajo que hace investigación y luego se combinan distintas ideas para hacer la colección.
Noticias: ¿Las tendencias les interesan? ¿Tienen peso para ustedes?
Pernas: Sí, claro, las tendencia nos interesan, pero insisto en que nunca vamos a ser una marca loca, sí una marca moderna. Hace poco presentamos nuestra colección de invierno Destino GNZ en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza. Se trata de una propuesta cosmopolita que combina elegancia con informalidad. Tenemos tejidos italianos con tonalidades frías y acentos en colores cálidos, trajes cruzados, pantalones pinzados y beige y gris como tonos predominantes para este otoño-invierno.
Noticias: ¿Cómo es trabajar en familia?
Pernas: Trabajar en familia es una experiencia agradable, pero todo lo que involucra el día a día por ahí nos genera algún tipo de chisporroteo. Recuerdo que en las primeras épocas con mi padre nos enojábamos y a los diez minutos estábamos tomando café y hablando del negocio de nuevo. Lo mismo me pasa hoy mi hijo, tenemos algunas divergencias, es lógico, pero somos personas inteligentes como para poder llevar estas diferencias de una manera cómoda.
Noticias: ¿Cómo se dividen los roles?
Pernas: Yo estoy en la industria, los detalles y las colecciones. Nicolás es el director ejecutivo y se ocupa del marketing, las relaciones con las empresas y también participa en las colecciones. Mi hermana está en la parte administrativa y mi mamá trabajó mucho tiempo con nosotros, fue costurera toda su vida, y hoy está retirada, tiene 87 años. Y mi esposa Analía me apoyó desde los inicios incondicionalmente y hace diez años se incorporó a la empresa en la parte operativa con muy buenos resultados en los controles de gestión y calidad.
Noticias: ¿Cómo está el mercado argentino actualmente?
Pernas: La industria indumentaria está pasando un momento muy complicado en lo que respecta a recursos humanos. Este rubro tenía mucha presencia de gente extranjera antes de la pandemia, pero muchos se volvieron a sus países. Ahora conseguir mano de obra es difícil y calificada, muy difícil. Hay que hacer escuelita, por eso estamos formando gente, lo cual lleva tiempo y requiere una inversión, pero lo hacemos con la seguridad de que es el único camino. Si nosotros no formamos dentro de veinte años no tenemos gente en el rubro. Hay que seguir trabajando y apostando a la formación de gente joven y tratando de que el empleado vuelva a tener el amor a la empresa y a su lugar de trabajo, como existía hace años. Despacito lo estamos logrando con una serie de beneficios, cosas que hagan que la gente sienta el valor de pertenecer.
Noticias: ¿Cómo afrontan las épocas de crisis?
Pernas: Con cintura. Pasamos 2001, la hiperinflación, la pandemia, la situación económica que está endeble, la sequía, todos son condimentos que hacen que la situación se vaya cargando de problemas. En pandemia, por ejemplo, soportamos la situación con una apresurada construcción de tienda on line y la asistencia a domicilio, y de esa manera ganamos también nuevos clientes. En la actualidad el 40 por ciento de la producción la consumimos para nuestra marca y el 60 por ciento restante producimos con otras marcas.
Noticias: ¿Pensaron en incorporar ropa de mujer?
Pernas: Sí, es un nuevo desafío que posiblemente quede plasmado dentro de este año. Estamos ideando los modelos, queremos hacer algo acotado y selectivo, una colección cápsula, cambiando colores pero con la misma calidad de materia prima y de confección que usamos para las colecciones de hombres.
Noticias: ¿Cuál es su mayor desafío como empresario?
Pernas: Tener mayor presencia en los distintos centros comerciales y lograr posicionar la marca donde estuvo en alguna época de su historia, bien arriba. Ese es el gran desafío. En cuanto a la expansión, primero tenemos que consolidar capital y Gran Buenos Aires y luego empezar a desembarcar en las distintas provincias.
Noticias: ¿Cómo es su vida fuera de lo laboral?
Pernas: Soy hincha fanático de River y voy a la cancha los días que jugamos de local. Hago caminatas tres o cuatro veces por semana y los fines de semana los dedico a la familia, un poco de esparcimiento, ir a comer, al cine, al teatro. Los domingos hacemos almuerzo familiar en mi casa o en la de mamá. Tengo tres hijos: la mayor, Sabrina, que es contadora y licenciada en administración de empresas y vive en Barcelona, Evelyn, que quiere ser cantante y Nicolás. Debo decir que mi esposa es la gran responsable de los hijos que tenemos hoy en día y, además, es la que hace que los malos humores que se generan en el trabajo se diluyan después en casa.
Fuente: Querían crear un dispositivo para mantener caliente la comida del delivery y terminaron diseñando la primera marca de indumentaria antifrío.
Kevin Schejter, Nicolás Molina, Julián Sánchez y Matías Arias son mendocinos y fans de la montaña. Los cuatro son oriundos de Chacras de Coria, una pequeña localidad ubicada en el departamento de Luján de Cuyo, y se conocieron hace alrededor de dos décadas cuando estaban en el jardín de infantes. La amistad continuó mientras fueron creciendo y, aunque después de terminar el colegio cada uno siguió un camino distinto, decidieron emprender juntos y hoy manejan Wanderwarm, una empresa que viene creciendo a pasos agigantados.
El comienzo del proyecto
“Un amigo que se dedica a la importación tenía una muestra de un sistema de calefacción. Siempre fuimos muy inquietos y se nos ocurrió que podíamos usarlo en algún emprendimiento. En un primer momento surgió la idea de calefaccionar las cajas donde los deliveries transportan los pedidos de comida. Hicimos la prueba, pero no funcionó porque el sistema llega a una temperatura máxima de 55 grados y eso no alcanzaba para mantener caliente la comida”, cuenta Kevin Schejter que es ingeniero industrial, aficionado a los deportes de invierno y hoy maneja el área comercial de la empresa. “En 2019 tuve la oportunidad de viajar y en el exterior vi varias opciones de guantes, medias y otros productos de indumentaria calefaccionada muy costosos. Meses después, ya en Argentina, les conté a mis amigos lo que había visto y surgió la idea de armar un emprendimiento de ropa que tuviera la opción de estar calefaccionada con el sistema que ya conocíamos”, recuerda.
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Aunque ninguno entendía demasiado sobre el negocio de moda, recurrieron a la familia de Julián Sánchez, cuyo abuelo había fundado en Mendoza una fábrica textil. “La familia de Julián colaboró mucho en el armado de este emprendimiento y en el know how para desarrollar todo el proyecto. Nos ayudaron a crear el primer producto viable. Todavía hoy nos apoyan mucho, aunque ya nos manejamos con nuestros propios proveedores”, dice Schejter.
En agosto de 2020, en plena pandemia, los cuatro amigos lanzaron el primer producto de su nueva marca: el chaleco “Ushuaia”, un modelo unisex de color negro con sistema de calefacción. Hicieron una producción de 200 prendas que vendieron entre sus familiares y amigos. “Ese primer chaleco hoy lo seguimos comercializando. Tiene la posibilidad de usarse calefaccionado o no. Lleva una batería portátil, más chica y liviana que un teléfono, y se coloca en un bolsillo interno. El sistema tiene tres temperaturas posibles y eso permite regularlo según las necesidades de la persona. Hay veces que hay varios grados bajo cero y hay que ponerse muchísima ropa porque no hay manera de estar lo suficientemente abrigado, así que este sistema es una solución para ir más liviano”, explica Schejter.
Tras su lanzamiento, la marca siguió creciendo y para el Día del Padre de 2021 tuvieron una explosión de ventas que ellos no imaginaban. “Confeccionamos 400 unidades y en dos semanas vendimos todo. Para esa segunda producción, repetimos el modelo inicial, pero le sumamos dos colores más: verde y gris”.
¿Quiénes eligen la ropa calefaccionada?
Según Schejter, el público objetivo en el que habían pensado al fundar la marca tenía que ver con las personas que estaban expuestas a temperaturas muy bajas y nieve. “Gente que esquía, anda en bicicleta o hace trekking, por ejemplo.
Como las cosas que nos gustan hacer a nosotros, practicar muchos deportes al aire libre. Pero, de repente, nos dimos cuenta de que había un mercado muy grande en las personas que andan en moto y hoy, alrededor del 60 por ciento de nuestros clientes tiene que ver con esa actividad”. Por eso, empezaron a pensar en nuevas prendas para un público más amplio. “Este es el primer año que presentamos una línea completa de 12 productos para hombres y mujeres, con y sin sistema de calor. Los productos que no tienen el sistema son complementarios, por ejemplo: remera y calzas como “primera piel”.
Hoy, además, tienen entre sus clientes impensados a aquellos padres y madres que suelen esperar a sus hijos a la intemperie, en tribunas, mientras practican algún deporte en equipo. Todas las prendas se producen en las provincias de Mendoza y San Juan. Se comercializan online y en locales multimarca de todo el país. Además, están trabajando en su desembarco en Chile.
Fuente: iProfesional – La marca arrancó hace 30 años con un local y hoy tiene 170 entre propios y franquicias. Con nueva imagen, renovarán tiendas y sumarán otras en el exterior
Durante muchos años los rubros indumentaria y gastronomía compartieron el podio de los sectores con más franquicias del país. Sin embargo, la moda fue perdiendo terreno y ahora, según la Asociación Argentina de Marcas y Franquicias, ocupa el tercer puesto con el 10% de participación, pero quien no perdió protagonismo fue la marca de indumentaria Cheeky que sostiene su liderazgo a lo largo de todo el país con 170 locales entre franquicias y propios; además de su tienda de e-commerce y presencia en Paraguay y España.
Cuando hace 30 años Patricia Fraccione y su marido Daniel Awada abrieron en el shopping Alto Palermo el primer local Cheeky rompieron con la tradición del clásico celeste para los nenes y el rosa para las nenas. Animándose a los colores y diseños divertidos y siendo disruptivos para la época lograron captar la atención tanto de sus clientes como de los inversores que inmediatamente se acercaron a la empresa para solicitar una franquicia que les permitiera ser parte de ese mundo de estampas, texturas y nuevos colores.
Actualmente Cheeky tiene 51 locales propios, 119 franquicias en todo el país y un futuro que predicen prometedor tanto para la marca como para sus franquiciados y potenciales franquiciados.
«Es que Cheeky da seguridad y confianza a sus clientes y con el apoyo constante de la marca, los franquiciados logran un óptimo desarrollo del negocio. Además hay que destacar que la indumentaria para chicos tiene una dinámica diferente respecto a la de los adultos justamente por el crecimiento de los niños y la usabilidad de las prendas. Con nuestras políticas comerciales y a través de diferentes estrategias, incentivamos las ventas para lograr cumplir con los objetivos planteados», destaca Hernán Galvez, gerente Comercial y de Marketing de Cheeky que el año pasado inauguró 6 nuevas franquicias y en lo que va del año ya tienen 4 más confirmadas para abrir en 2023.
Para una franquicia de Cheeky se necesitan al menos $38.500.000
La inversión total necesaria para obtener una franquicia Cheeky dependerá del tamaño del local, pero Galvez estima que para una tienda de unos 70 metros cuadrados, el mínimo requerido, la inversión ronda los $550.000 por m2 entre obra de civil y stock inicial. «El tiempo de recupero también dependerá del tipo de local, la zona donde opere y si está en un shopping o calle, pero como máximo estimamos unos 48 meses, teniendo en cuenta que una franquicia de esas dimensiones en una localidad chica por mes vende en promedio por temporada unos $5.500.000″, calcula.
Aunque el respaldo de una marca conocida ayuda, la clave del éxito no está ahí sino en cómo el franquiciado gestiona su punto de venta; fundamentalmente, remarcar el gerente comercial, si el franquiciado y su equipo apoyan, guían y asesoran a sus clientes para que tengan una experiencia de compra memorable.
Cheeky prefiere franquiciados con experiencia en indumentaria con una mirada comercial y afán de desarrollo profesional
«Otro punto imprescindible es tener bien administrada y controlada la carga de stock de cada uno de los puntos de ventas para que nuestros clientes encuentren siempre lo que están buscando», remarca el ejecutivo.
En cuanto al perfil del franquiciado, Cheeky prefiere personas con experiencia en el rubro dispuestas a atender el negocio y que tenga una actitud proactiva con una mirada comercial y afán de desarrollo profesional.
Una franquicia con locales más divertidos y tecnológicos
Este año la empresa inició el camino de actualización de su imagen arrancando con la renovación de su local del Unicenter Shopping que requirió una inversión de $200.000.000.
La empresa apuesta ofrecer una renovada experiencia de compra a sus clientes, especialmente la de los más pequeños quienes al llegar a local se encontrarán con una jirafa y un árbol gigante, monitos colgados desde los techos y un cielo lleno de nubes que cambian de color entre muebles de estilo nórdico, tonos pasteles, luces LED, video walls y hasta espacios creativos para sacar fotos. «Para la construcción de este proyecto sumamos nuevos proveedores como asesores de iluminación, domótica y contenidos audiovisuales» explicó Galvez.
A tono con la transformación digital este nuevo local de Cheeky incorporó también tecnología domótica y sensorial que les permite tener control sobre todos los mecanismos de iluminación y que contribuye a crear un ambiente sensorial y diferentes climas para despertar los sentidos con una combinación de música, fragancias, texturas y los colores.
Para agilizar además los tiempos de compra y evitar largas filas se instaló un pick up digital, es decir, una pantalla para que el cliente pueda solicitar su pedido realizado mediante el canal online.
La reapertura del local de Cheeky de Unicenter es solo una parte de un plan integral de renovación de la marca
La reapertura de Unicenter, avisa Galvez, es solo una parte de un plan integral de renovación y se espera que paulatinamente tanto los locales propios como las franquicias se vayan reconvirtiendo y sumando a este proceso de actualización de imagen.
«Todas estas iniciativas son una muestra de que Cheeky siempre busca estar a la vanguardia del mercado no solo ofreciendo productos de alta calidad sino también experiencias de compra acorde a los tiempos actuales. Estamos comprometidos con la excelencia y la innovación en pos de seguir creciendo, para así consolidar nuestra posición como líderes en la industria», dijo el ejecutivo quien además adelantó sin dar más detalles, que están trabajando con socios estratégicos en diferentes países para volver con Cheeky al mundo
Fuente: La Nación – Alejandra es dueña de una marca de ropa de venta mayorista, se arriesgó al cambio y sucedió lo impensado.
Alejandra Boland (38) es oriunda de Bahía Blanca y al terminar el colegio se fue a Capital Federal para estudiar diseño de indumentaria. Su pasión por la carrera textil es de toda la vida, aún tiene guardados los dibujos que hacía de chiquita. Viene de una familia de emprendedores y no se le ocurría que su vida podía ser de otra forma. Así que cuando se recibió empezó junto a una amiga su propia marca de ropa. Pero lo que sí la sorprendió fue descubrir que, aún en el mundo de los negocios, a veces es válido apostar a lo que uno siente y no a lo redituable.
“Sentí que me había comido la parte comercial de un muy buen negocio”
Después de diez años la socia de Alejandra, por cuestiones personales, decidió dejar la marca que era un éxito y quedó ella sola en un momento complicado de nuestro país, “todo era lío y yo miraba mis colecciones y decía no me veo ahí, no soy yo. Sentí que me había comido la parte comercial de un muy buen negocio y que yo había quedado perdida en el medio, me sentía presa de esa situación romantizada que tiene la moda de que todos vivimos corriendo y es todo una locura”, abre su corazón Alejandra.
Se dio cuenta de que se había desconectado de lo que en un principio la llevó hasta ahí. Antes ella solo usaba su ropa, cuando se ponía algo de otra marca era porque ella no lo producía, como por ejemplo el jean, ella iba hasta al supermercado en lentejuelas, porque Alejandra siempre creyó en el producto hecho desde un lugar muy desde adentro.
No sabía bien por donde pero se planteó hacer un cambio. Cerró el local, mantuvo la venta online con menor cantidad de stock, la sociedad con su amiga ya la había disuelto.
En los hilos de la vida que se van moviendo sin que uno ni siquiera lo perciba, surgió la posibilidad de ir a Mallorca tres meses sola. “Me lo tomé medio como un retiro, laburaba a la mañana, me iba a la playa y me acostaba a las 21hs. Necesitaba conectar conmigo y me volví mi persona favorita de nuevo. Dije es España, no soy yo, era más fácil poner todo afuera”, analiza Alejandra que de un día al otro vació su departamento, regaló los muebles y sacó pasaje para mudarse de país, sin saber bien cómo iba a manejar el negocio.
Pero cupido y el covid tenían otro plan pensado para ella.
“La facu no te prepara para emprender”
En el 2007 empezó su propia marca de ropa con una amiga de la universidad. “La facu te prepara para un montón de cosas pero no para emprender, eso te lo da la experiencia. Al principio hubo algo de golpe de suerte y ser osada porque hacíamos 200 vestidos y nos íbamos de viaje de producto a Nueva York como unas deliradas, pero ser tan inconscientes nos llevó a meternos en cosas que nos quedaban enormes pero nos salían bien”, admite Alejandra.
El negocio y su estilo de vida eran un éxito: viajaban a NY, las invitaban a la semana de la moda, iban y venían pero no tenían ni idea de hacer números. Un día decidieron abrir un showroom y Alejandra habló con su padre que hace cuarenta años que tiene su propia empresa: “Necesitamos plata que vamos a poner en un showroom y vamos a crecer. Y él me dijo, buenísimo, mostrame los números y yo te doy la plata, no me iba a hacer el favor por ser la hija”, explica Alejandra. Entonces su padre analizó y les dijo “se están por fundir y no se dieron cuenta”. Les propuso que les daba la plata pero si él se metía dentro del negocio y empezaban a hacer las cosas distintas.
“Fue un punto de inflexión total porque pasó de ser un juego a tener realmente una marca. Y eso nos llevó a profesionalizarnos muchísimo. Nosotras veníamos de esta historia del mundo creativo en el que vender es mala palabra, donde decís cosas como a mi me van a buscar porque mi ropa es linda, yo no salgo a vender. Cuando papá se suma como socio nos cambió todo”, relata Alejandra, agradecida de cómo se dieron las cosas.
El primer cambio fue poner orden a lo que iban a hacer cada día, de alguna forma azarosa su socia quedó en la parte de producto y Alejandra en la parte comercial, eso la llevó a tener que ir adaptando distintas estrategias y descubrió la venta mayorista. “Descubrí un mundo completamente diferente que tenía que ver con tener una capacidad productiva fuerte, poder vender todo de una, que me paguen por adelantado, me parecía milagroso”, cuenta Alejandra.
Entre los vaivenes de nuestro país les tocó una etapa donde se cerraron las exportaciones y muchas de las marcas que hacían vestidos de fiesta no podían ingresar su mercadería. Pero ellas hacían todo con talleres y bordadoras de acá, entonces se empezó a correr la voz de que las chicas de la marca Ceilonia vendían vestidos de fiesta, “empezamos a entrar a re buenos locales mayoristas, compartíamos perchero con María Cher, con Jazmín Chebar, con todas esas marcas y nosotras éramos dos piojos que no teníamos esa dinámica de movernos como una marca grande, así que tuvimos que adquirir ese ritmo”, explica Alejandra.
Se empezaron a profesionalizar y se convirtieron en un negocio cien por ciento mayorista. Llegaron a vender a más de cien locales, “pero el mayorista te empieza a exigir, te pide la camisa, el pantalón, y en pos de ganar perchero nos fuimos agrandando a un nivel en el que había muchísima ropa y producción, ¡era un desgaste! y en un punto nos fuimos desconectando de lo que era inicial, de esa chispa que teníamos cuando arrancamos la marca”, se sincera.
“Me di cuenta de que estar bien no tiene que ver con la geolocalización”
Hacía diez años que un amigo de su primo la invitaba a salir, pero la vorágine de la vida diaria hizo que nunca se concretara la salida. La volvió a invitar cuando Alejandra estaba en otra sintonía, con un pie en España, así que aceptó, al fin de cuentas un poco de distracción entre los preparativos le venía bien. “Me empezó a gustar y me enamoré. Cuando se iba acercando la fecha de irme no me quería ir, me di cuenta de que estar bien no tiene que ver con la geolocalización. Empezamos a salir y postergué un poco mi viaje con la excusa de que hacía mucho frío en España y después me agarró la pandemia. Así que me mudé a su casa, fue todo una locura, en dos meses estaba en el vínculo más importante de mi vida”, cuenta enamorada.
Su nuevo vinculo afectivo y el haber conectado con lo más simple la llevó a preguntarse qué era el lujo para ella. “Yo no quiero hacer mil prendas, quiero hacer joyitas pero no para el otro. ¿Qué es para mi el lujo? Quería darle el real significado porque yo tenía un negocio que se podía considerar de lujo pero mi vida no lo era”, analiza Alejandra. Se dio cuenta de que ella quería poder hacer un producto sin medir si comercialmente le iba bien, poder mostrarse sin esconderse en lo que comercialmente funcionaba.
“Fue el proceso creativo más importante que hice en mi vida porque fue desde las vísceras, al fin me estoy mostrando desde el lugar que yo considero lujo, esa textura que te acaricia. Para ser coherente me tengo que mover en sintonía y no puedo vender un producto con una forrería que no es de calidad”, asegura Alejandra del momento en el que dejó de hacer lo que venía haciendo para empezar una nueva línea de productos de alta calidad, bordados y muchos detalles.
De Argentina a vender en Estados Unidos y Europa
El año pasado Alejandra decidió internacionalizar su marca. Para eso recordó que ocho años atrás, en un viaje por Estados Unidos, se había metido en una feria de venta mayorista que le voló la cabeza: 900 stands tomando notas de pedido para locales multimarcas conocidos, y no tanto, pero por todos los rincones de Estados Unidos.
Se arriesgó y mandó un mail. Para su sorpresa la respuesta no tardó en llegar: a los organizadores les gustó su catálogo y estaban dispuestos a darle un stand en el evento.
“Era 5 de noviembre, ellos querían que yo fuera en febrero y encima en un mes me casaba, era todo una locura pero tenía que hacerlo y acepté”, cuenta Alejandra aún sin poder creer la experiencia que vivió meses atrás. En diciembre se casó y a los cinco días se fue a la India, “estuve un mes en India armando todas las muestras, una por una, con el hilo, la lentejuela, instalada en la fábrica todo el día. Fue una experiencia increíble estar ahí y que te muestren las cosas. Lo que crecí en ese viaje fue impresionante. Te nutre esto de que realmente le ponen tanto amor a las cosas que por eso le salen así. Yo que venía de trabajar con telas de Nueva York y París estaba en la cuna de donde sacaban esas telas, todo es divino”, cuenta Alejandra.
Luego se fue a París a ultimar detalles con Julia, su amiga de toda la vida que vive allí y desde hace un tiempo es su socia en el plan comercial de internacionalización de Ceilonia en Europa.
En febrero empezó la feria, Alejandra llevó muestras de todos sus productos y fue un éxito, cerró contrato con grandes empresas del país norteamericano. “Salí y no lo podía creer, pensaba como nos cuesta salirnos de nuestra diaria y mirar todas las posibilidades que tenemos, porque tenemos lo más importante que es talento y somos muy profesionales. Uno tiende a pensar que estamos en el final del mundo y eso nos pone un techo, y te peleas con el taller y en eso que no entra al país, te enfocas en lo que sale mal pero hay todo un mundo que podemos explorar y no es tanto más diferente de lo que hacemos acá todos los días, simplemente tiene otro código postal. Muchas veces los emprendedores no son conscientes de lo que hacen todos los días, de todos los puestos de trabajo que dan, somos un montón y que yo haya sido la única argentina en 900 marcas me parece una locura”, expresa Alejandra.
Desde hace algunos años que, en paralelo, tiene con su papá una consultora de negocios. Al principio se enfocaba en marcas del mundo de la moda, pero hace rato que trabaja en otros rubros lo que le permite explorar territorios ajenos a su trabajo diario y que le gustan. Se empezó a especializar en negocios internacionales, “en buscar todas las aristas en las cuales tenés que estar listo si querés salir al mundo. Ya aprendí el truco, esos detalles que llevan a que el proceso sea más amable”, cuenta Alejandra desde su experiencia.
“Soy una enamorada del sistema mayorista, me parece que es lo mejor cuando te querés posicionar. Yo hago ropa para vender, no para que me feliciten, me gusta el negocio en sí mismo, no quiero tener el local con mi nombre. Antes era todo atrás de mi marca, mi identidad residía ahí. Ahora mi marca es un reflejo de quien soy yo”, concluye con orgullo Alejandra.
Fuente: El Día – En la búsqueda de ampliar horizontes y llegar con sus prendas a mas personas, muchas compañías dejan de centrarse en las súper modelos y se acercan a las «mujeres reales»
La diversidad de cuerpos llegó a la industria de la moda para quedarse. Tras años reclamando que en las campañas aparecieran mujeres con curvas, mujeres reales que se alejan de las medidas “perfectas” del 90-60-90, varias marcas dieron el paso definitivo para mostrar a modelos ‘curvy’ que han revolucionado el sector. Una de las primeras diseñadoras en luchar por la diversidad fue Rihanna con su firma lencera Savage x Fenty, que estuvo a punto de suponer el fin de Victoria’s Secret y de sus ángeles. La artista tuvo claro que sus prendas de lencería serían para todo tipo de mujeres, con una gran diversidad de talles y con diseños para todos los gustos.
A esta apuesta iniciada por la artista la siguieron otras firmas, que decidieron que modelos con curvas y cuerpos imperfectos sean la imagen de la campaña de su línea de trajes de baño. De esta manera varias compañías consiguieron el objetivo de que sus clientas se sientan representadas en sus nuevas colecciones, en las que priman los diseños cómodos que se adaptan a todos los cuerpos.
Muchas marcas estudiaron a sus compradoras para ver qué es lo que les gusta
H&M, por ejemplo, es una de las firmas internacionales que optó por visibilizar la diversidad de cuerpos en su campaña protagonizada por Paloma Elsesser y que también cuenta con la presencia de Shawn Lakin, Bintou Sillah, Nouri Hassan, Tani Gunn y Yumi Nu. Elsesser supo posar con varios de los diseños pensados para favorecer a todas las siluetas y que pueden comprarse desde el talle 32 hasta el 50.
Otra de las marcas que se sumaron a esta revolución de la industria es Victoria’s Secret. Es cierto que a la empresa de lencería y cosméticos le costó dar este paso y dejar atrás los cuerpos perfectos y tonificados de sus “ángeles”, pero una vez que lo hizo tuvo una buena respuesta de sus clientas, que durante mucho tiempo lamentaron no sentirse identificadas con sus modelos.
Precisamente Paloma Elsesser supo aparecer en la campaña de moda de trajes de baño de la compañía junto a Jill Kortleve, Imaan Hamman y Taylor Hill, el único “ángel” que se coló en las imágenes publicitarias. La marca puso a la venta unos bikinis y mallas que se pueden comprar en una amplia gama de talles, una decisión con la que se puso fin a la época en la que comprar ropa interior grande era prácticamente imposible.
También Etam extendió su campaña #FeelFree (siéntete libre) a su línea de moda de baño. Con el lema “Atrevete a ser vos misma”, la firma francesa animó a romper los límites y saltarle las barreras impuestas para presumir de curvas y cuerpos con orgullo. Una iniciativa que sigue otra de las marcas referentes en el sector de moda de baño, Calzedonia, que incluye a chicas con una talla superior a la 38 para mostrar que sus diseños son para todos los cuerpos.
Calvin Klein, en tanto, usa el marketing de manera inclusiva para mostrar la diversidad de las personas. La línea “New Neutrals” que fue creada por la empresa en 2021, es una línea que busca incluir todo tipo de cuerpos y darles el mismo confort y sensación a los clientes. Los tonos mismos de esta línea son colores piel o tonos que se conectan con la naturaleza, mostrando así que cada cuerpo y belleza de las personas es única y natural.
Varias compañías consiguieron el objetivo de que sus clientas se sientan representadas
La marca americana No Sesso es famosa por desafiar las convenciones de la moda, el arte, la cultura y el diseño. Fue fundada en 2015 y, desde entonces, fue empoderando a personas con todo tipo de cuerpos. Su último paso en moda fue colaborar con la firma Levi’s para el lanzamiento de una nueva colección. El resultado fue una colección de piezas que están diseñadas para poder ser vestidas por todo tipo de cuerpos. La línea está compuesta por cuatro piezas vaqueras de color índigo oscuro que pueden desabrocharse o atarse, consiguiendo un sinfín de siluetas diferentes.
CONSCIENCIA
La gente ahora es mucho más consciente acerca de la diversidad de cuerpo. La definición de lo que “belleza” realmente significa también cambió. Lo que la gente estaba acostumbrada a ver en las revistas o en desfiles de moda, modelos con un porte bastante esbelto, ya no es aceptado como norma, ya que no es la realidad que todos tienen. Cada comprador es un individuo con perspectivas y contexturas diferentes, algo en lo que se fijan muchísimas marcas, que buscan ampliar sus horizontes para no perder clientes. Y es hizo que gran parte de la facturación de numerosas marcas llegue de la mano de las personas con cuerpos “normales” y no necesariamente de las pocas que tienen los supuestos “ideales”.
Es imposible que un solo talle le quepa a todos igual. Por eso muchas marcas pusieron el foco en estudiar constantemente a sus compradores y ver qué es lo que realmente les gusta.
No solo es agregar el plus-size en las campañas o la publicidad, sino que es ir un paso más allá. Se trata de crear un ambiente donde todas las personas reales con diferentes cuerpos se sientan cómodas y apreciadas por lo que son. Con la inclusividad de talles y normalización de todas las formas de cuerpo se busca que la experiencia de compra sea más confortable y accesible para todos.
Una pregunta muy recurrente entre los compradores es: ¿me quedará igual que al modelo en la foto? Esto sucede cuando las campañas o anuncios están basados solo en un tipo de belleza. La moda debe crear un sentimiento de pertenencia, pero si alguien no encuentra su talle, solo se va a sentir excluido de tu comunidad. Por eso es clave que aparezcan en los anuncios mujeres normales, no solo modelos.
Las prendas XXL están de moda y son una de las tendencias más cómodas del momento. Durante años se intentó evitarlas pero, con el paso de los años, la tendencia cambió. ¿Por qué? Son cómodas porque no aprietan ni marcan nada, y son aptas para todo tipo de cuerpos. Da igual si la silueta de la mujer es de reloj de arena, ovalada o triángulo invertido, las prendas oversize disimulan las partes de nuestro cuerpo que menos nos gustan, permitiendo centrar la atención en otras como el cuello, el escote o la cintura.
Ampliar la gama de talles de la Ropa interior para llegar a más mujeres
La firma Mercedes de Miguel nació hace 33 años en Bilbao de la mano de una mujer burgalesa con un gran espíritu de superación y una fuerte inquietud por defender los valores de las mujeres reales. A sus clientas y seguidoras las anima a ser ellas mismas y a apostar por mostrarse tal y como son gracias, en parte, a su forma de vestir. Que la mujer elija la forma en que quiera vestir y no sea la moda la que le imponga cómo debe ser su armario.
A esta tendencia, además, se sumaron las firmas como Polo Club, donde lo unisex se lleva a su máxima expresión. Se puede apostar por prendas oversize que pueden ser usadas por ambos sexos a la hora de componer sus outfits.
ROMPIENDO TABÚES
Otro gran tabú a romper está en el mundo de la corsetería. ¿Sabías que el 80% de las mujeres no llevan el talle de sujetador que le corresponde? Eso se debe a que vivimos en una era en la que compramos este tipo de prendas en firmas no especializadas en las que los talles se rigen por los cánones estándar de la moda: de la XS a la XXL. Sin embargo, los sujetadores son prendas muchos más personales donde influye tanto el contorno del pecho como la copa.
LaCorsetera es una firma española especializada en este tipo de prendas íntimas. Su creadora, Piedad Zamora, cuenta con casi cinco décadas de experiencia a sus espaldas por lo que sabe perfectamente los problemas de salud que puede conllevar el no llevar el talle de sujetador que se precisa.
Por eso, decidió crear su propia firma en la que cualquier mujer, sea el que sea el tamaño y forma de sus pechos, podrá encontrar el modelo exacto que necesita ya que cuentan con una variedad de talles que no has conocido hasta ahora.
Fuente: Ámbito – La cadena de indumentaria para chicos arrancó con la remodelación de su sucursal en Unicenter.
La cadena de ropa infantil Cheeky concretó una inversión de 200 millones de pesos para remodelar y ampliar su local en el shopping Unicenter. El anuncio es parte del plan de inversión de la compañía que tiene casi 30 años en el mercado argentino, que incluye la actualización de su imagen de marca, en un plan más ambicioso que apunta a relanzar los 170 puntos de venta que la firma tiene distribuidos en todo el país, entre locales propios y franquicias.
La nueva imagen del local de Unicenter incorpora arquitectura moderna a la que suma la utilización de tecnologías de última generación, únicas en el mercado nacional, como domótica y sensorial, que buscar trasladar a los compradores a un mundo imaginario dominado por colores y texturas, con nubes, una jirafa, un árbol y muebles que se adaptan al argumento de una historia.
Con este estilo nórdico, la marca se vale también de luces LED y video walls, además de disponer de espacios creativos para sacar fotos y subirlas a las redes sociales, buscando ampliar la experiencia de compra para los usuarios que regresaron a la presencialidad tras el auge de ventas online que se registró durante la pandemia.
La firma explicó en un comunicado que la reapertura de Unicenter es parte de un plan integral de renovación de sucursales: Cheeky cuenta con 170 puntos de venta ubicados en todo el país. Se espera que tanto los locales propios como las franquicias completen este proceso de actualización de cara al futuro.
Este nuevo local renovado de 600 metros cuadrados representa un avance en el crecimiento de la cadena y también genera nuevos empleos. “Para la construcción de este proyecto sumamos nuevos proveedores como asesores de iluminación, domótica y contenidos audiovisuales” explicó Hernán Galvez, gerente comercial y de marketing de Cheeky.
Actualización
“Todas estas iniciativas son una muestra que Cheeky siempre busca estar a la vanguardia del mercado no solo ofreciendo productos de alta calidad sino también experiencias de compra acorde a los tiempos actuales. Estamos comprometidos con la excelencia y la innovación en pos de seguir creciendo, para así consolidar nuestra posición como líderes en la industria”, comunicó la compañía.
Cheeky es la marca líder en el mercado de indumentaria infantil en Argentina, segmento en el cual sus principales competidores son Grisino y Mimo. Y también tiene presencia en países limítrofes. Pertenece a la familia de Juliana Awada, esposa de Mauricio Macri.La empresa fue denunciada por los gremios del sector en más de una ocasión en reclamo de mejoras en condiciones laborales y salariales.
Fuente: iProfesional – Con su marca Wokka, Johanna Laudani busca crear conciencia de que son las macar las que deben adaptarse a los cuerpos y no los cuerpos a las marcas
Vender ropa con opciones de talles del S al 5XL es lo queJohanna Laudanihace y lo que en todo caso todas las marcas de indumentaria deberían hacer, pero no hacen. Y sencillamente por esta razón su marca Wokka vende por mes 2.500 prendas a todo el país desde su tienda online y desde su local de 300 metros cuadrados en Olivos donde pasan al menos 160 clientes por día.
«Decirle a alguien que no tenía nada de su talle me angustiaba muchísimo; no quería estar en esa situación», cuenta Laudani quien arrancó Wokka en 2016 con $12.000 y dos percheros en el living de su departamento. El negocio en realidad arrancó con la premisa de que la gente pudiera encontrar en Wokka prendas que satisfagan todos los estilos y que por lo tanto, cada uno encontrar el look que lo represente, pero el tema de los talles se volvió crucial para la emprendedora y sin perder de vista la premisa original puso el foco en poder vestir todos los cuerpos.
Sin embargo, el comienzo no fue fácil porque no encontraba los mayoristas que le vendieran a ella los talles que necesitaba. Optó entonces hacer y vender lencería – un rubro que ella conocía por un curso que había hecho – y traer jeans del exterior donde conseguía talles hasta el número 48. Recién en el 2020 pudo empezar a mandar a fabricar prendas que no fueran ropa interior y algunos mayoristas empezaron a ampliar las curvas de talles para responder a su creciente e insistente demanda.
«Hoy el 50% de la mercadería es de reventa a la que le ponemos nuestra marca y el otro 50% son prendas que diseñamos y mandamos a fabricar, obviamente es la que más nos enorgullece, pero la realidad es que trabajamos de esta manera porque solo así podemos tener un stock variado con opciones que van desde prendas de sastrería para fiesta hasta la sport para el día a día», explica Laudani.
Las redes sociales triplicaron las ventas
Con la pandemia y enfocando su estrategia a las redes sociales y a la venta online, la emprendedora triplicó sus ventas y Wokka empezó a sonar desde Ushuaia hasta La Quiaca. «Con la masividad de los pedidos, los que nos vendían los jean me propusieron, por primera vez, producir para mí, con mi marca y toda la curva de talles; claro en la pandemia no vendían nada y yo les hacía pedidos enormes», recuerda. Hoy, los jeans Wokka, que van del talle 32 al 68, son su producto estrella.
Laudani trabaja con alrededor de 10 empresas mayoristas que ampliaron su curva de talles. Sin embargo, algunos productos, como los sweaters, le cuesta aun conseguir y, explica que tampoco puede mandar a fabricarlos porque le piden un mínimo de 3.000 por talle y modelo; un mínimo viable para un módulo mayorista que hoy la marca no puede tener, pero que no descarta para el futuro.
Arrancó con $12.000 y dos percheros en el living de su departamento
La ropa no tiene género
Aunque la mayoría de las prendas son para mujeres, Laudani, quien opina que la indumentaria no tiene género, ofrece también ropa unisex para adultos. «Nos encantaría también tener ropa para niños, pero la verdad es que si bien el local es grande, ya no tenemos espacio; está rebasado de ropa», confiesa la emprendedora que por mes factura alrededor de $27 millones y emplea a 16 personas.
El plan de la dueña de Wokka para este año era abrir una sucursal en la Ciudad de Buenos Aires para tener un punto intermedio entre el público de la zona sur y la zona norte, pero como está embarazada postergó el proyecto para el 2024 y ahora concentrarse en la llegada de futuro segundo hijo.
Aunque se las piden, Laudani no va a otorgar franquicias de la marca. Si bien reconoce que le permitiría tener presencia en zonas donde físicamente ella no puede llegar, prefiere no hacerlo porque considera que la marca perdería su objetivo social y esencia.
«La persona que te pide una franquicia quiere ganar planta, no es por amor al arte. Yo no quiero a un franquiciado que quiera vender un talle 60 porque entiende que hay mercado y que no le importa la clienta. Nosotros trabajamos con total honestidad; nunca vamos estar diciendo ‘llevatela que te queda hermosa ‘y en realidad no; preferimos no vender antes que traicionar la confianza de nuestras clientas», argumenta a iProfesional la dueña de Wokka
No es cuestión de peso, sino de tela
Laudani no pretende que Wokka sea un negocio enorme, a ella le interesa más concienciar al sector textil acerca de la importancia de contar con todas la curva de talles. «Porque el error está en la industria y no en los cuerpos. La falta de talles genera un daño psicológico inmenso y se intensifican los trastornos alimenticios. Yo no quiero ganar más plata, yo quiero llegar a esa chica que está lastimada por el mercado y la industria que le da la espalda» aclara.
Para llegar a más cantidad de gente, Laudani entiende también que debe tener precios inclusivos. Por lo tanto, cada movimiento que hacen en Wokka lo calculan para impactar lo menos posible en el precio final. «Cuando nos mudamos a Olivos, sabiendo que íbamos a tener más metros y por lo tanto también más empleados, no aumentamos ni un punto los precios, al contrario en realidad fue como si hubiéramos bajado dos porque justo en un momento en el que aumentó todo un 500%», cuenta.
Para llegar a más gente, el precio de la ropa también tiene que ser inclusivo
Por hacer ropa más grande, explica Laudani, las fábricas cobran más. Los jeans, por ejemplo, tienen $4.000 de diferencia entre el talle 38 y el 60. Sin embargo, aclara, nunca los clientes Wokka van a tener que pagar las prendas por talle «El otro día una chica me decía ‘me cobran más por ser gorda’; pero nosotros lo que hacemos es promediar el gasto que tenemos en cada calle y sacar un precio único», concluye.
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