Zara y Coca-Cola se unen y lanzan una colección de primavera ¿Usarías estas prendas?

Fuente: MDZ ~ Zara es una de las marcas de indumentaria más conocidas del mundo por ser accesible económicamente y por su diversidad de productos. Ahora, hizo una alianza con Coca-Cola para fabrica ropa chic y casual inspirada en el logo de la marca de bebidas.

De cara a la próxima temporada de primavera, Zara busca crear prendas casuales, sencillas, sports, que se puedan usar durante el día, pero que tengan un diseño original. Por eso, en su nueva colección se podrán ver prendas con bordes blancos gruesos que rompen son la sencillez, pero le da un toque deportivo.

Las sudaderas, o buzos, serán la pieza favorita y la tendencia del año. También se podrán ver musculosas, shorts y remeras de este estilo, con muchos colores y formas para todos los gustos. En el anticipo que hizo Zara se pueden observar tonalidades como azul oscuro, bordo, verde musgo y el clásico blanco siempre protagonista.

Alianza con Coca-Cola

La estética de Coca-Cola traspasa al mundo de las gastronomía y conquistó muchos rubros a lo largo de su historia, principalmente de la moda. En este sentido, Zara firmó un acuerdo y se comprometieron a crear productos de este estilo que ya están disponibles.

En la colección de primavera se puede ver un buzo estilo chomba con tres franjas: dos rojas y una blanca en el medio, en la que dice en grande «Coca-Cola classic». También hay una musculosa blanca con la frase «enjoy Coca-Cola», a un precio de 17,95 euros, que hace juego con un short deportivo rojo.

Otras alianzas de Coca-Cola

No es la primera vez que Coca-Cola aparece en las colecciones de las marcas. Esto ocurrió también en 2018, cuando hizo una alianza con KITH, la marca deportiva que nació en 2011. La influencer Emily Ratajkowski lució un cropped topde manga larga estilo chomba que combino con un short de jean y unas zapatillas Fila.

La pandemia cambió nuestra forma de vestir

Fuente: La Nación ~ La transformación de rutinas y dinámicas laborales influyó directamente en la manera de relacionarnos con la ropa: maquillaje, tacos y corbatas fueron desplazados por conjuntos homewear y prendas deportivas; comodidad, durabilidad y colores vibrantes ganan un nuevo terreno19 de febrero de 2021María Eugenia MaurelloPARA LA NACION

Camila Lemos, asesora de imagen, dejó los tacos y chupines: solo prendas cómodas
Camila Lemos, asesora de imagen, dejó los tacos y chupines: solo prendas cómodasSantiago Cichero/AFV

Charly García lo anticipó en la década del 80, y las primeras bromas plasmadas en las redes sociales en los inicios de la cuarentena se encargaron de confirmarlo. “Yendo de la cama al living” y otros títulos del músico cobraron literalidad con la llegada de la pandemia, al mismo tiempo que el trabajo, el estudio y la vida social quedaron reducidos al interior del hogar. Todo cambió de un momento a otro, y comenzó un periodo de transformación donde se experimentaron nuevas formas de relacionarse con los otros y con nosotros mismos. Se alteraron y alternaron los horarios, los vínculos y también las rutinas en los consumos, tanto de alimentos y entretenimientos, como de la vestimenta. Y fue respecto de esto último que en algunos casos de la incertidumbre se pasó al desgano, o viceversa, y además surgieron infinidad de cuestionamientos: ¿Arreglarse para estar en casa? ¿Maquillarse para una reunión a través del zoom? ¿Por qué tendría que usar zapatos con taco si solo se ve la parte de arriba de mi vestimenta? ¿Hace falta comprar más prendas de las que tengo en el ropero? ¿Cuándo las voy a usar?

También se dio una transformación hacia afuera: la calle dejó de ser una pasarela tanto para la exhibición in situ como para los posteriores posteos en las redes sociales, y mutó en el campo de batalla contra el virus.Ads by

Todos incorporaron el barbijo y en algunos casos overalls confeccionados con materiales antisépticos y protecciones plásticas, primero improvisadas con elementos caseros, aunque después con resoluciones más sofisticadas.

Puertas adentro

Desde el momento en que comenzó el aislamiento social preventivo y obligatorio, más conocido como ASPO –el 20 de marzo de 2020– los ambientes de todos los hogares tomaron forma de oficinas, salas de reuniones, aulas para estudiar, incluso restaurantes compartidos a la distancia. El ritual de vestirse para ir a trabajar quedó resignificado a unas pocas prendas para hacer lo propio con el torso en escena y el resto del cuerpo oculto debajo del escritorio y fuera de la pantalla. Y así fue que si antes el outfit típico incluía blusa y pantalón, falda o vestido, y zapatos en el caso de las mujeres, y ambo y camisa, para los hombres, ahora se metamorfoseó en conjuntos de pandemia más asociados al sportwear y homewear. Tendencias que si bien ya se venían dando con anterioridad a la aparición del Covid-19, terminaron de confirmarse en la traducción de prendas de tipo deportivo y ropa para estar en la casa. Eso le pasó a Gabriel Scalerandi, broker de reaseguros en una empresa multinacional, quien reconoce que aunque hace tres años que solo usaba corbata para reuniones específicas, sí llevaba ambo todos los días. “Mi forma de vestir cambió completamente, me levanto y directamente me pongo ropa deportiva, solo para las videoconferencias uso prendas más formales”. ¿Adquisiciones? “Este año casi que no me compré ropa para salir, lo anulé, solo pantalón de jogging, remeras, y shorts”, expresa. En esa sintonía también está su novia, Nany Cossettini, Licenciada en Relaciones Laborales: “Al principio de la cuarentena solo usaba pijama pero después, cuando me di cuenta de que era deprimente, comencé a vestirme”, dice y confirma que cuando tiene que hacer una videollamada de la cintura para arriba viste camisa o remera formal, y hacia abajo, calzas y pantuflas. ¿Maquillaje? Ya no se plancha el pelo, tampoco se maquilla, solamente utiliza corrector de ojeras. “Entiendo que con el barbijo no se ve, así que tengo lápices labiales sin usar desde hace por lo menos un año y medio”, subraya respecto de los días que sale a cenar o a tomar algo.

Lo cierto es que más allá de la ubicación geográfica, y la especificidad de la ocupación, este tipo de vivencias, se reflejaron en personas de todo el planeta. En ese sentido, Daniela Penteado de la consultora de tendencias WGSN destaca que “el bienestar, las superposiciones, la durabilidad y la versatilidad son prioridades en el diseño de productos para satisfacer las necesidades actuales”. Por eso cree que es importante que las marcas reconsideren cómo diseñar y confeccionar prendas de sastrería y de moda formal. “Dado que las personas pasan más tiempo frente a las pantallas, es importante tener en cuenta los detalles que llaman la atención en el mundo digital: colores vibrantes, accesorios maximalistas y detalles en los cuellos y las mangas” señala.

“Al no tener tantas ocasiones de uso, preferí sacarle el máximo provecho a las prendas que ya tenía y jugar un poco más con las posibles combinaciones”, menciona Camila Lemos, asesora de imagen, quien además reconoce que antes no tenía tan en cuenta la comodidad, algo que hoy sí le parece fundamental. Admite que no volvió a usar pantalones chupines, ni telas rígidas, y reemplazó los tacos por zapatillas. “Desde que empezó la cuarentena compré algunos joggings y buzos, también ropa en tejido de punto, prendas que se adaptan a mí y no yo a ellas” indica. Y así como nacieron nuevos hábitos en la pandemia, también desde la industria y los medios de comunicación se pergeñaron nuevas denominaciones: primero se habló de la ropa “on screen”, que tal como su nombre indica es la que solo se ve en la escena virtual. También, en los últimos meses, aparecieron expresiones como: “hate dressing” o “sad dressing”, motes sentimentales que indican odio o tristeza al momento de dar cuenta de las decisiones vestimentarias. De estas clasificaciones, la doctora Carolyn Mair, especializada en Psicología de la conducta, y fundadora del sitio psychology.fashion, reconoce que aunque encontró esas definiciones publicadas en el New York Times, primero, y en Esquire y The Guardian, después, la pregunta sigue siendo cómo se llegó a esas conclusiones. “Me gustaría ver la investigación que se utilizó –dice– e imagino que si se emitiera una encuesta a una muestra representativa grande, se obtendrían respuestas diferentes”. Es que para Mair son muchos los usuarios que “disfrutan vestirse igual todos los días, tener libertad para elegir su ropa de trabajo (en lugar de verse obligadas a seguir un código de vestimenta informal o formal), y han decidido comprar menos, o incluso dejar de comprar moda por completo” agrega. Sobre este punto, Penteado considera que el impacto psicológico que causó la distancia física en los seres humanos es similar al provocado por los grandes desastres. La experta en temas del futuro, destaca que en este contexto, es clave que las firmas de moda tengan en cuenta la salud mental de los consumidores, para implementar mensajes optimistas y traer nuevas propuestas de looks. “Por eso, es interesante explorar en adornos exagerados, materiales opulentos, complementos más elegantes y prendas más sensuales, a través de transparencias y recortes”, concluye.

En los outfits de influencers internacionales, la comodidad es el ítem que se repite: Rocío Osorno (España), Chiara Ferragni (Italia), Ashley Graham (EE.UU.) y Kourtney Kardashian (EE.UU.)
En los outfits de influencers internacionales, la comodidad es el ítem que se repite: Rocío Osorno (España), Chiara Ferragni (Italia), Ashley Graham (EE.UU.) y Kourtney Kardashian (EE.UU.)Instagram

Digital y circular

Así como durante la última década, cada vez fue más frecuente que las marcas comercializaran sus productos en línea, a través de las tiendas virtuales, no como única posibilidad sino como una experiencia mixturada con los espacios convencionales de venta física, lo mismo sucedió con el imperativo sostenible, algo que además de ser un tema en la agenda pública –y en la moda específicamente– también se volvió concreto en modos de hacer, vender y consumir. La diferencia ahora es que esas dos opciones, pandemia por medio, pasaron a ser un requisito, implícito, para todas las empresas sin importar la magnitud o el tipo de indumentaria o calzado que hagan. Según Natalia Nupieri, Diseñadora de Indumentaria, docente FADU-UBA y experta en tendencias, además de virtual, reducido y circular, el futuro de la moda será digital; tanto en lo referido a los vínculos laborales sostenidos a través de una pantalla, como también al momento de comprar. “La moda digital se convierte entonces en una posibilidad real, no solo como un nuevo soporte de comunicación, sino también como una solución sustentable para la ropa desechable”, explica. Este último dato alude a “experimentar sin materializar”, y al desarrollo de prendas que puedan ser probadas primero, desde la propia casa, a través de la tecnología 3D, y producirse solo si resultan de interés para el consumidor. Esto es algo central si se tiene en cuenta que además puede ser útil para mitigar los remanentes de mercadería y el consecuente flagelo de los residuos textiles. Y se da en un escenario, tanto global como local, en el que los clientes procuran estar más informados sobre aquello que compran. “También se reducirán los niveles de consumo de productos nuevos, y la preferencia de las nuevas generaciones por circuitos de costura, reparación, alquiler y segunda mano, colaboran en esta situación, promoviendo la aparición de negocios que brinden estos servicios con el desarrollo de una economía circular que sea rentable y a la vez responsable”, anticipa Nupieri. En esa misma línea, Mair hace hincapié en que las prioridades cambiaron con la llegada de la pandemia, y los consumidores le exigen más a las marcas de indumentaria. “Habrá un mayor énfasis en la sostenibilidad a partir del desarrollo de nuevos materiales y moda circular, así como de compras personalizadas a través de inteligencia artificial y aprendizaje automático más sofisticados –analiza–. Creo que el futuro de la moda será diferente y muy emocionante”.

Lacoste confirmó que también confeccionará ropa interior en su fábrica de San Juan

Fuente: Diario de Cuyo ~ La firma confeccionaba, hasta ahora, remeras, camisas y pantalones en la provincia. 

Lacoste sumará ropa interior a la producción que ya realiza en su fábrica en San Juan. Así se lo informaron las autoridades de la empresa al gobernador Sergio Uñac.

Hoy el primer mandatario provincial y el ministro de Producción, Andrés Díaz Cano, recorrerán las instalaciones de  Vesuvio en Lateral Acceso Sur, Ruta 40 e Independencia, Pocito.

«Comenzarán a realizar nuevas prendas, generando así nuevos puestos de trabajo. Actualmente se realizan 34 mil prendas mensuales y esto aumentará significativamente», dijo el primer mandatario provincial. 

La mundialmente famosa marca volvió a San Juan a finales del 2014  cuando la plata textil de Pocito volvió a fabricar las remeras de la marca del cocodrilo.

En la planta trabajan 260 operarios. Lacoste produce 370.000 camisas y desde 2018, comenzó a fabricar 30.000 pantalones de gabardina.

Semáforo de la Indumentaria Argentina: Febrero 2021

La recuperación del poder adquisitivo en 2021 será clave para nuestro sector

Fuente: CIAI ~ Luego de un año excepcional por la pandemia y de tres años de caída del poder adquisitivo de la población argentina, la mejora de los salarios y las jubilaciones será muy necesaria para impulsar las ventas y la producción de ropa.

Entre el inicio de la crisis cambiaria (en abril de 2018) y fines de 2020, el poder de compra de los salarios cayó 18,7%, mientras que el de las jubilaciones mínimas, pensiones y asignaciones familiares, un 11,9%. Si bien las caídas fueron más intensas hacia principios de 2019, durante los peores momentos de la pandemia (segundo trimestre del 2020), los salarios volvieron a sufrir un nuevo golpe. Como consecuencia, el consumo de ropa se contrajo, fenómeno también agravado por la fuertísima reducción de los eventos sociales a causa de la pandemia.

De cara al 2021, para volver a crecer nuestro sector necesita que los ingresos de la población se recuperen: para ello, será necesario que salarios y jubilaciones le ganen la carrera a los precios, se reduzca la presión impositiva (el nuevo proyecto de Ley para incrementar el Mínimo No Imponible del Impuesto a las Ganancias va en esa dirección) y el Gobierno continúe estimulando el consumo. El programa Ahora 12-18 con tres meses de gracia ha significado un verdadero impulso a las ventas con tarjetas de crédito, permitiendo compensar, al menos en parte, la fuerte caída de ventas del 2020.
En este contexto, por primera vez desde el inicio de la pandemia, las cantidades fabricadas de indumentaria no cayeron en la comparación con mismo mes del año anterior: el INDEC informó que durante diciembre la variación de la producción nacional de ropa fue +0,5%. Sin embargo, el año 2020 cerró con una caída acumulada de la producción nacional de ropa de 32,9% comparado con 2019, que ya de por sí fue un año malo para nuestra industria. Cabe advertir que, en la actualidad, uno de los principales limitantes para incrementar la producción radica en la escasez de insumos y materias primas, lo que genera serias dificultades para el normal abastecimiento de prendas al mercado.

En relación al comercio exterior de ropa, los registros aduaneros del INDEC muestran una fuertísima caída del ingreso de prendas extranjeras durante el mes de diciembre: 56,4% interanual en valores y 54,8% en cantidades (la diferencia obedece a una pequeña diferencia en el precio promedio de importación). En el acumulado del año 2020, las importaciones de indumentaria totalizaron U$S 233,7 millones, cifra 35,1% inferior al total importado durante 2019 (U$S 359,8 millones). Si se mide por cantidades, las importaciones se contrajeron 30,9%, en una proporción muy similar a la caída de la producción doméstica, lo que permite concluir que en el mercado local se repitieron las mismas proporciones de ropa nacional e importada que las registradas en 2019. Por su parte, las exportaciones de indumentaria argentina cayeron 5,1% en diciembre y acumularon en el año U$S 17 millones, cifra 27,4% inferior a la del 2019.

Para fines de enero, las previsiones del mercado para el año 2021 indicaban una recuperación de 5,5% del Producto Interno Bruto de Argentina, según el relevamiento del Banco Central a varias consultoras y bancos. También se prevé una aceleración de la inflación minorista, que acumularía una suba de 50% a diciembre de 2021, en línea con la depreciación del dólar estadounidense de 51% (se ubicaría en $125 a fin de este año).

A continuación podrán descargar el Semáforo: 2.CIAI_Semáforo_Febrero2021

La Ley de Talles sigue quedando chica

Fuente: ANCCOM ~ Aprobada en 2019, la normativa aún no se ve reflejada en los comercios de ropa. La pandemia frenó el desarrollo del Sistema Único Normalizado de Identificación de Talles de Indumentaria, que está a cargo del INTI, imprescindible para ponerla en marcha.

El 20 de noviembre de 2019 se sancionó en el Congreso, la Ley de Talles 27.521 que tiene como principal objetivo, entre otras, la búsqueda de establecer el SUNITI ( «Sistema Único Normalizado de Identificación de Talles de Indumentaria») correspondiente a medidas corporales reales. Este registro debe ser accesible para el consumidor y actualizado cada 10 años según un estudio antropométrico realizado por la autoridad de aplicación.

La reglamentación no se hizo en el plazo estipulado y la pandemia frenó el estudio antropométrico realizado por el INTI que permitirá crear el SUNITI. Eliana Vinotti, la modelo profesional conocida como Plus Size, destaca que la reglamentación no sólo generará un mercado “más igualitario”, sino la posibilidad de que todas y todos obtengan el talle que buscan. Esto incluye al calzado, un problema menos visible. 

Hasta ahora, la ausencia de estándares para la medición sobre los cuerpos reales obliga a que las y los consumidores se adapten a la oferta del mercado. Cuando se termine de confeccionar, tabla permitirá conocer las medidas promedio de los cuerpos argentinos. Hoy, los talles sin un número de centímetros exacto son S, M, L y XL, y el resto aparece como “talles especiales”. 

Un derecho básico

Mercedes Estruch, integrante de la ONG @AnyBodyArgentina, destaca que su organización pelea desde hace años por una moda sin estereotipos y con el mismo derecho a vestirse que cualquier otro ciudadano: “Queremos una curva a la que se va a tener que adaptar la industria. Esto va a llevar tiempo, por eso se insiste en que se avance”, afirma y agrega: “Las prendas deben adaptarse a nuestros cuerpos y no al revés”. 

Vinotti también es bailarina de jazz. Explica que “hay marcas que eligen el target, la clientela y no quieren hacer talles grandes o para personas diferente físicamente a lo estereotipado. Indica que desde que comenzó en la profesión se le han abierto muchas posibilidades para encontrar lo que le gusta, pero antes no. “Yo pensaba que la que estaba mal era yo y no la ropa. Después que me inicie en el modelaje y pasé a ser la cara de muchos locales de ropa XXL, me dí cuenta que no es uno, sino que es la industria de textil la que no está bien”, cuenta.

Anybody realiza todos los años un relevamiento a los usuarios que está disponible en sus redes sociales. En 2020 respondieron 8.025 personas de entre 12 y 88 años y el 46,9 por ciento contestó que, al no encontrar talles, sintió la necesidad de cuestionar su cuerpo. El sentimiento más recurrente que les genera es tristeza porque el cuerpo no encaja en la ropa deseada. “Claramente todos tenemos que tener los mismos derechos y los mismos accesos. Y esto perjudica la salud mental y emocional de las personas», aseguraron desde la ONG.

Vinotti entiende que se trata de un derecho básico a la vestimenta: “No apunto a la ropa ideal, pero si a algo que se acerque a mi cuerpo”, en tanto agrega la cuestión etaria, porque “todo lo que hay, en su mayoría, es para gente más grande. Así, terminas en una modista reformando la ropa que conseguiste. Y ocurre lo mismo con la ropa interior. No hay colores juveniles, son todos neutros u oscuros. Ni hablar de los zapatos.”.

¿En qué consiste la ley?

Además del establecimiento del SUNITI, la ley obliga a los comercios de venta de indumentaria a exhibir un cartel de un mínimo de 15 x 21 cm, en un lugar visible, que contenga la tabla de medidas corporales normalizadas.

A la vez, cada comerciante, fabricante o importador de indumentaria deberá identificar cada prenda según la tabla definida en el SUNITI. La etiqueta tiene que ser “de fácil comprensión para el consumidor” y debe estar adherida a la prenda.

En el Artículo 9 indica que debe haber un trato digno y sin prácticas abusivas. En este caso, los establecimientos comerciales de moda y textiles deberán garantizar condiciones equitativas de atención a los consumidores. Otro punto a destacar es que los organismos pertinentes deberán desarrollar actividades referidas a la información, concientización, capacitación o cualquier otro tipo de acción que se considere necesaria para el cumplimiento de la norma. Asimismo, prevé la realización de campañas de difusión masiva en todos los medios de comunicación. 

La necesidad de ser escuchados 

“Se necesitan campañas de promoción y visibilización para poder erradicar esto –señala Estruch-. Ya no es más ese único cuerpo que nos vendieron. Apuntamos a que las campañas empiecen desde la escuela. La discriminación temprana existe y no solo entre los más chicos, sino en adultos que sin darse cuenta, terminan reproduciendo la discriminación“, finaliza.

Por su parte, Vinotti indica que “es necesario darle visibilidad a este problema. No solo por la Ley de Talles, sino por la diversidad corporal. Romper con el cuerpo hegemónico. Entendí que podemos vestirnos todos de la misma manera pero con otro talle y por eso no tengo que ser juzgada”, señala y recuerda: “Siempre me hicieron bullying y desde muy chica”. 

Para evitar estos sufrimientos, desde la ONG promueven acciones de concientización. Además de ser activistas por la diversidad corporal, luchan también contra la gordofobia, un término aún no reconocido por la Real Academia Española. 

Anccom ya trató este tema en la nota la cuarentena desnudo al gordoodio durante la etapa de aislamiento obligatorio. Según el INADI, la obesidad es el segundo factor de discriminación en el país.

Estruch añade que “se debe apuntar a la diversidad. La importancia es que la aceptación debe ser social y no solo individual. Todos deberían aceptar al otro como sea. No pasa solo por el amor propio. Aprender como sociedad y no solo desde la construcción individual”,reafirma.

En tanto, Vinotti confiesa que el modelaje cambió su vida. Comenzó a estudiar coaching ontológico porque considera que le permite “trabajar la confianza en sí misma y en mostrarte tal cual sos. Todavía sigo trabajando en esto. Pero la verdad es que después de tantos años de ir a una tienda de ropa y salir frustrada, porque no me entra, resulta deprimente. Te pone mal. Te adaptas a lo que hay y eso no es justo. El modelaje me cambió la mente y caí de casualidad. No fue algo que esperaba”, porque empezó a modelar para el trabajo de la facultad de una amiga.

Jazmín Chebar, diseño de exportación

Fuente: La Nación ~ Corrían los años 90 cuando en la moda argentina reinaba el minimalismo. En ese entonces, la joven Jazmín Chebar, retornaba a la Argentina después de haber estudiado en Parsons School of Design, escuela inglesa referente del diseño. Ya había trabajado para dos grandes casas de la moda: Valentino y Dora Karan.

Una amiga del colegio le propuso armar una marca con su nombre y eso es lo que hicieron en el 97. «Fue increíble porque al empezar tan jóvenes y sin tener tantas presiones fuimos armando algo que verdaderamente era lo que queríamos, más allá del marketing o de lo que se vendía», cuenta Chebar. «Alquilamos un local en la calle República de la India, frente al zoológico de Buenos Aires. En aquel momento no había una movida de local a la calle. Todas las marcas que a mí me parecían grosas estaban en los shoppings. Y para nosotras, meternos en un shopping era competir con marcas mucho más armadas. Por eso apostamos a competir desde el espíritu y la onda de la marca», continúa.

Somos optimistas en cuanto a que los insumos y componentes importados para la producción ingresaran para asegurar la continuidad de la actividad

«La noche antes de abrir, unas amigas cosían botones, otras barrían, fue un momento muy divertido y genuino», comenta la socia fundadora de la marca. «Hoy después de 24 años seguimos soñando con hacer crecer la marca junto a nuestras clientas, sin perder la identidad y el ADN que nos caracteriza». agrega.

Un antes y un después de 2001

Fue un año de quiebre para Jazmín Chebar, ya que encontró a su alma gemela en materia profesional: Claudio Drescher (actualmente director estratégico de la empresa) un especialista en materia comercial en el mundo de la moda con quien constituye desde entonces la sociedad con dos socios más.

Drescher entrenó su habilidad fundando y dirigiendo el marketing de Caro Cuore durante diecisiete años y comandando Vitamina durante otros seis años (allí se conocieron). En la diseñadora y su marca encontró el potencial necesario para convertirla en sinónimo de lujo en Argentina y en otros países.

Nuestras colecciones tienen humor, calidad y diseño

«Nuestras colecciones tienen humor, calidad y diseño. Cada una tiene por lo menos un año y medio de producción y cada prenda es una colección en sí misma. Trabajamos en la forrería, los botones, las estampas y todos los detalles. Todo está especialmente diseñado, es ahí donde nos distinguimos.» enfatiza.

El camino hacia la internacionalización

Desde su nacimiento la empresa puso el eje en las exportaciones y en desarrollar la primer marca de lujo de Latinoamérica.

Iniciando su plan de internacionalización, contó en 1999 con la apertura de su primer establecimiento en Uruguay, luego de unos años ingresó en los Estados Unidos con la puesta en marcha a través de su plataforma de e-commerce. La plataforma distribuye allí ropa y complementos de la compañía, con entrega a cualquier ciudad del país. Hoy la marca desarrolla su expansión también en España, Uruguay, Perú, Paraguay y da los primeros pasos para desembarcar con sus locales en China.

Actualmente, Jazmín Chebar cuenta con una red comercial de 17 tiendas propias en su mercado local, sumado a otros sesenta puntos de venta en locales multimarca del país.

En la Argentina se acaba de inaugurar la primer tienda digital de Latinoamérica en Palermo Viejo CABA, además de nuevas aperturas en Córdoba y Rosario y en el exterior en Santiago de Chile.

Durante el 2020 y a pesar de la pandemia se incorporo nuevo personal y comenzó una fuerte inversión en tecnología productiva.

Las exportaciones son el principal objetivo de la compañía. Hoy representan el 20 % de la producción, y en los próximos 3 años pronostican llegar al 30 %.

El desarrollo de sus colecciones parte de contar con las mejores materias primas, un solido equipo de diseño y de ingeniería de producto, además de una completa digitalización de sus molderias y procesos. «El concepto de lo exclusivo y original es lo que prevalece, pocas unidades por cada diseño para que cada prenda sea única», explica Chebar.

La empresa emplea a más de 400 personas en forma directa, con diferentes niveles de especialización. «Somos optimistas en cuanto a que los insumos y componentes importados para la producción ingresaran para asegurar la continuidad de la actividad», agrega.

«La industria de la moda en la Argentina proporciona un millón de puestos de trabajo y es una gran oportunidad para el desarrollo de la industria en general», finaliza.

Ropa: por qué está cara, quién aumenta y cuáles son las internas en el rubro

Fuente: La Nacion – Los testimonios contrapuestos y las opiniones encontradas son la regla al consultar por qué la ropa y el calzado fueron los rubros con la inflación más pronunciada del año pasado, que superó el 60%. Entre los que no ven el aumento en la vidriera y los que reclaman por los precios en las nubes se encuentran explicaciones totalmente disimiles: diferentes actores responsabilizan a los productores, a los hilanderos, a las fábricas, a los comercios, e inclusive a los consumidores. Las razones, a continuación:

1. Aumento de costos

El índice de costos de la producción, generado por la Universidad Argentina de la Empresa, reflejó entre un 37% y 38% de aumentos en la industria. Sin embargo, para el rubro textil la inflación fue superior. «Cuando se mira en particular, se ven aumentos del orden del 60%«, advirtió Fausto Spotorno, director del Centro de Estudios Económicos de Orlando J Ferreres y del instituto que produce esta estadística.

Con relación a los precios, el especialista también destacó que, debido a los cierres por pandemia, los comercios tuvieron costos hundidos durante muchos meses, que necesitaron compensar durante las aperturas. Sin embargo, referentes del comercio minorista aseguran que no aumentaron por sobre la inflación. «Nosotros, que tenemos negocios en outlets y a la calle, intentamos vender barato porque, si no, no vendemos. La gente no tiene plata. Aumentamos entre un 30% y un 40% nada más«, explicó a LA NACION Camilo Alan, dirigente de la Federación de Comercios de Buenos Aires y dueño de locales.

2. Escasez de algodón

Hay quienes responsabilizan a este commodity por la inflación alta. Según Ernesto del Brugo, presidente de la Cámara de Innovación Textil, el algodón compone, aproximadamente, el 60% de la materia prima utilizada para hacer prendas y más todavía para las de verano. En la Argentina, se produce principalmente en Chaco, aunque también se importa una parte.

«Aumentó más de 150% en 2020. El problema es que está en manos de dos o tres productores. Y, además, como se exporta, se traslada a dólares y en el mercado interno se vende a ese mismo precio. Buscamos un precio diferencial», agregó Alan.

Según algunos especialistas, la menor importación del algodón y sus derivados durante la pandemia mundial habría exacerbado el poder de los pocos productores argentinos. Además, el aumento tendría que ver también con una menor oferta, que incrementa el precio. «El mundo estuvo parado de 90 a 120 días, incluyendo a los productores de fibra en China y la Argentina. Crece la escasez», explicó Claudio Dreschler, presidente de la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria y socio de la firma Jazmín Chebar.

3. Desplome de la oferta

El rubro textil fue uno de los más detenidos durante la cuarentena. Solamente las fábricas de las industrias productoras de insumos para la atención sanitaria fueron exceptuadas de las restricciones. Debido al freno en las fábricas y a la menor producción mundial de insumos, hay menos oferta de productos. Según el Indec, la industria trabajó al 37% de su capacidad instalada durante 2020.

«La oferta cayó entre 50% y 60% mientras que la demanda cayó entre un 30% y 40%. La relación provoca una tensión. Determina un aumento en los precios, pero se va a normalizar. Durará cuatro o seis meses más», agregó Dreschler. Según el empresario, esto se ve reflejado también en faltantes. Advierte que para los consumidores será difícil encontrar trajes de baño y zapatillas, especialmente deportivas, en particular.

Asimismo, según algunos expertos, la oferta también se achicó por empresas que no lograron sobrevivir a la pandemia. Aunque no queda claro el impacto de los cierres, podría haber generado una menor competencia y, por ende, una menor oferta de productos.

4. Recuperación de la demanda

De acuerdo con declaraciones del sector, la demanda cayó por encima de la oferta, especialmente desde junio. «La gente acumuló dinero porque hubo recorte en otras áreas de gasto ocioso. Se tratan de sacar de encima ese dinero. Como no me puedo dar el gusto de ir al cine, me doy el gusto de comprar una remera», explicó Spotorno.

Para fin de año, la demanda de ropa y calzado se recuperó bastante, pero no logró llegar a los niveles anteriores a la pandemia. «Estuvimos satisfechos con la demanda de fines de 2020. Los protocolos implicaban un aforo que pensamos que no se iba a conseguir. En muchos casos no se consiguió, pero hubo una tasa de conversión muy alta. Quien concurría, concurría a comprar. No a pasear» dijo a LA NACION Mario Nirenberg, gerente general de la Cámara Argentina de Shopping Centers.

Sin embargo, la demanda en calzado tardó un poco más en recuperarse debido a la caída en el poder adquisitivo, pero también por la falta de ocasiones. «Las mujeres son las que consumen el 70% de los zapatos que se producen. No compraron porque no tenían donde ponérselos. Recién ahora hay un poco más de vida social», explicó Laura Barabas, gerente de la Cámara de Calzado.

5. Polémica con los comercios

Según distintos actores del sector, los precios altos y los aumentos no están en los comercios a cielo abierto, sino en los shoppings. «Son los que aumentan por los gastos fijos que tienen. Cobran por alquiler, publicidad, comisiones», dijo Camilo Alan.

Sin embargo, desde la Cámara aseguran que esto no es así. «No es verdad que los precios aumenten porque aumentamos nosotros. Hicimos un esfuerzo importantísimo para sostener las pequeñas y medianas empresas. Son las que apuntalan nuestra actividad y nuestro interés es que subsistan», declaró Nirenberg. Los shoppings cobran a los inquilinos un valor locativo, que depende de la cantidad de metros del local, entre otros factores. Luego, se aumenta ese monto de acuerdo con las ventas del comercio.

La Cámara aseguró que no aumentaron estas comisiones, ni pudieron cobrarlas debido a que las ventas fueron inexistentes durante varios meses. Debido al costo fijo del alquiler, algunos shoppings perdieron inquilinos. «Los más afectados fueron aquellos que dependían de oficinas o del turismo, como los de zonas céntricas. Ellos perdieron entre el 10% y el 12% de los locatarios«, expresó Nirenberg.

6. Logística internacional

«El flete de Asia a nuestro país incrementó, en promedio, un 600% y es impactó en el precio un 50% en dólares puesto en el puerto de Buenos Aires» explicó Jorge Sorabilla, vicepresidente de la Fundación Pro Tejer. Algunos expertos expresaron que la logística de mercadería internacional llegó a aumentar un 1000% dependiendo del origen.

7. ¿Y la competencia?

¿Los precios están altos porque las marcas nacionales no tienen competencia de marcas grandes como Forever 21 o Gap? Existe una versión según la cual las etiquetas argentinas, con costos más elevados y falta de competencia, elevan los precios porque «pueden hacerlo».

«Como en cualquier mercado, menos competencia eleva los precios. No la tasa de variación necesariamente, pero puede hacer dar saltos discretos como el de 2020. Luego se acopla al ritmo de aumento de precios en general. Tampoco pueden fijar cualquier precio porque no es tan inelástica la demanda«, argumenta Guido Lorenzo, director de Labour Capital & Growth. El economista explicó que la ausencia de algunas marcas en la Argentina no solo se debería a decisiones de política económica, sino a una falta de clima de inversión en el país.

Este año no existió la competencia relacionada con los turistas en el exterior. «Debido a la imposibilidad física, ya sea por restricciones de la Argentina o de destino a viajar, sumado a un dólar alto para el turista se trasladó toda la demanda hacia dentro del país», agregó Lorenzo.

Además de estos factores generadores de inflación, se mencionaron en entrevistas algunas razones más: un aumento de la presión tributaria de alrededor del 63%; la moda (debido a que ahora las tendencias marcan ropa más holgada y, por ende, más tela para producir una prenda); los costos laborales y la competencia desleal por la precarización en un fragmento de la industria; aumentos en el precio de lista porque trasladan al consumidor la perdida que generan las cuotas fijas con programas como el Ahora 12.

¿Dónde están los mayores aumentos?

En un punto todos estuvieron de acuerdo: la inflación no fue la misma en todas las vidrieras. Claudio Drescher propuso comprender el comercio de indumentaria y calzado en cuatro partes: el sector informal -como los mercados de La Salada-, los pequeños comerciantes a cielo abierto, las marcas nacionales con mayor renombre y las etiquetas internacionales.

Según especialistas, los principales aumentos se ven en el mercado informal, que reportó incrementos de 70%. Este segmento representa entre el 60% y el 80% del mercado. En los comercios barriales, muchos dicen no haber aumentado por sobre la inflación. «Yo no veo el aumento en las vidrieras», expresó Barabas. Además, añaden que las promociones, en general, no son contempladas para medir los precios del sector. Por lo contrario, el Indec solo toma los marcados en lista.

Los diferentes factores de aumento en el sector generan grandes disparidades en el comercio. LA NACION hizo una comparación de precios de los jeans: en un local de primera marca de un megashopping del conurbano, un pantalón en oferta se encontraba $1799 mientras que, según la Federación de Comercios de Buenos Aires, un jean en La Salada se vende alrededor de $1500. Para buscar buenos precios y ofertas en 2021 habrá que seguir los consejos que daba la recordada Lita de Lázzari, quien fuera presidente de la Liga de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios: «Camine, señora, camine».

Quienes no encuentran sus talles de ropa «se angustia y puede sufrir trastornos»

Fuente: TodoJujuy – Mercedes Estruch, de la ONG Any Body, remarcó la importancia de que se aplique en el país la Ley de Talles y que la sociedad tome conciencia.

El sobrepeso, la obesidad o la delgadez extrema son problemas que gran parte de la población en Argentina sufre y que pueden ser más agravantes si las personas no encuentran sus talles cuando se compran ropa.

Ante esa situación, se creó en el país una Ley de Talles que lamentablemente aún no se aplica. Al respecto, Mercedes Estruch, activista de la diversidad corporal y forma parte del grupo Ong Any Body Argentina comentó, en diálogo con Canal 4 que “el problema con la Ley de Talles, que la tenemos aprobada y promulgada hace más de un año, pero no está reglamentada ni implementada, necesitamos que el Ejecutivo de el Ok y la pueda reglamentar para que rija en todo el país”.

“Uno de los puntos más importantes que tiene la ley es que a partir de unos estudios que se están haciendo, poder hacer la curva de talles que se les dará a la industria textil. Eso es lo primero que va a lograr la Ley de Talles”, añadió.

En Argentina el 65% de las personas tienen problemas para conseguir la ropa por sus talles, “casi el 45% de los encuestados nos responde que cuando no encuentran ropa en su talle, lo primero que se les viene es un sentimiento de tristeza, se angustian y se genera un malestar crónico en ellos. Muchos cuestionan su cuerpo también y eso puede desencadenar trastornos alimenticios. No encontrar ropa es una cuestión social que puede llegar a influir en una persona que puede terminar haciéndose un daño. Las corporalidades cambian mucho según las regiones del mundo”, indicó.

Asimismo aconsejó que “hay que empezar a educarnos más en la diversidad, empezar a entender lo diversos que somos y eso hace a una sociedad más justo e igualitaria. El cuerpo tiene que entrar en esas categorías de diversidad que de a poco se van abriendo en nuestra sociedad. Tenemos que generar una sociedad donde la diversidad sea nuestra norma y no el motivo para la discriminación. Como adultos hay que cuestionar ciertas prácticas que tenemos naturalizadas como opinar sobre el cuerpo de las personas o hacer comentarios que incomoden al otro, etc”.

Estado del Sector de Indumentaria – Perspectivas 2021: Informe CIAI

Fuente: CIAI ~ La CIAI realizó una encuesta entre sus empresas asociadas durante enero para conocer el estado de situación del sector y las perspectivas para el 2021, como así también el impacto que había generado la pandemia.

La CIAI agradece a todas las firmas que participaron posibilitando este informe, el cual es de gran utilidad de cara al intercambio que la entidad mantiene con el gobierno para delinear políticas públicas que ayuden al sector.

Principales resultados

El 68% de las firmas registró una facturación negativa en 2020 respecto de 2019 (la mitad de ese grupo con caídas mayores al -25%).

El aumento de precios de las prendas de vestir para dic’20 vs dic’19 fue en promedio del 45%.

Mitad de las empresas está operando por encima del 50% de su capacidad, mientras que un cuarto lo hace por arriba del 75%. El cuarto restante está usando menos de la mitad de su capacidad.

E-commerce: si bien creció en 2020, su incidencia en el total de las ventas no supera en promedio el 15%. En casi dos tercios no llegó al 10%.

Entre las principales preocupaciones frente a una posible reactivación figuran en los primeros lugares: la disponibilidad de materias primas, la presión tributaria y la escasa demanda.

La financiación para capital de trabajo e inversión productiva, conjuntamente con el impulso al consumo (Ahora 12) se perciben como las acciones más necesarias para 2021.

Frente a la pandemia se priorizó implementar las siguientes medidas en el esquema de trabajo: suspensión de personal (Art. 223 bis), teletrabajo y reducción horaria.

Durante la pandemia el pago de salarios, de impuestos y la carga de costos fijos se identificaron como importantes dificultades en la operatoria de la empresa.

Entre los principales problemas financieros del 2020 se observa la reducción del plazo de financiación de los proveedores. Asimismo, si bien la cadena de pagos no se cortó totalmente, se resintió (devolución de cheques de clientes, refinanciación de cobros y pagos, etc.).

De las políticas públicas más utilizadas para atenuar el impacto de la pandemia se destacan el acceso a: ATP/REPRO; postergación, moratoria o refinanciación del pago de impuestos; y postergación, refinanciación o reducción de cargas patronales.

Para acceder al informe completo hacer click aquí

La razón por la que la ropa en Argentina cuesta 60% más que el año pasado

Fuente: Cronista ~ La indumentaria fue el rubro que tuvo mayores aumentos según el Índice de precios al consumidor (IPC) publicado por el Indec. ¿Por qué se da esto y qué factores influyen?

El incremento del 4% que registró la inflación en diciembre, el más alto del 2020, alimentó la preocupación social sobre la evolución de la economía y dejó algunos interrogantes por contestar: ¿por qué suben los precios, aún con tarifas congeladas y regulación oficial?

Al analizar el caso de la indumentaria, el rubro que registró mayores alzas en el último relevamiento del Índice de Precios al Consumidor (IPC) que realizó el Indec, se observa que la categoría ‘Prendas de vestir y calzado’ sufrió un aumento del 60% a nivel nacional. Así, la indumentaria se encuentra 12 puntos porcentuales por encima del siguiente indicador más elevado, Recreación y cultura, con un 48,8%.

Incluso con la caída de la actividad y el cierre de comercios de este rubro debido a la pandemia, la indumentaria casi dobla el promedio de inflación anual. Por ejemplo, un par de jeans «de marca» tiene un valor aproximado de 3.700 pesos y un par de zapatillas vale 6.300 pesos en promedio, ¿Por qué se da esto?

El alza de los precios de los insumos, con valores dolarizados, es un factor pujante para este aumento. Los hilados, las telas y algodones también sufren de escasez: en sólo 6 meses del 2020, el algodón aumentó un 18% en dólares.

Sin embargo, Damián Regalini, directivo de la Fundación Proteger y de la Cámara Argentina de Fabricantes de Medias aclaró que «lo que mide el INDEC poco y nada tiene que ver con la industria» y que «no necesariamente está relacionado a los precios de la industria textil argentina».

Otro factor se refiere a la medición del IPC: el índice no distingue entre mercadería nacional e importada. Al sufrir esta última un gran aumento, este número se ve reflejado en el valor final, aunque los productos nacionales hayan tenido un resultado menor.

Por otro lado, es importante tener en cuenta el manejo de la industria. La cadena productiva de la indumentaria agrega mucho valor al producto final por factores ajenos a la producción de este, a una prenda retirada en fábrica se la agregan los «Gastos de Desarrollo de Marca», costos financieros y comerciales (por ejemplo, el alquiler de un local) e impuestos.

El valor agregado que las marcas le aplican a sus productos, especialmente en este año paralizado en el que se busca recuperar el capital perdido, es uno de los factores más influyentes para los altos valores de las prendas. Si se tiene en cuenta que las ventas cayeron durante el año, pero las empresas debieron mantener los costos operativos prácticamente al mismo nivel, esto incide fuertemente en el precio final ya que se busca recomponer el capital.

QUÉ RUBROS SUPERAN EL PROMEDIO DE INFLACIÓN ANUAL DEL 36,1%

Aunque ‘Prendas de vestir y calzado’ se coronó como la categoría ganadora en cuanto a las variaciones anuales del IPC, hubo muchas otras que superaron el promedio del 36,1% de aumento anual. Estas son: Recreación y cultura, con 48%; Alimentos y bebidas no alcohólicas, con un 42,1%; Equipamiento y mantenimiento del hogar, con 37,7% y Restaurantes y hoteles, con un 36,3%.

QUÉ RUBROS SE MANTUVIERON POR DEBAJO DEL PROMEDIO

Por su parte, Bebidas alcohólicas y tabaco (33,1%), Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles (17,6%), Salud (28,7%), Transporte (34,2%), Comunicación (7,6%), Educación (20,1%) y Bienes y servicios varios (26,7%) aumentaron por debajo del promedio de inflación anual.

Muchos de estos valores se deben, sin embargo, al congelamiento de tarifas: el gas, la luz y el transporte no han aumentado en 2020 para mantenerse a la par de la economía.