Fuente: La Nacion – Los testimonios contrapuestos y las opiniones encontradas son la regla al consultar por qué la ropa y el calzado fueron los rubros con la inflación más pronunciada del año pasado, que superó el 60%. Entre los que no ven el aumento en la vidriera y los que reclaman por los precios en las nubes se encuentran explicaciones totalmente disimiles: diferentes actores responsabilizan a los productores, a los hilanderos, a las fábricas, a los comercios, e inclusive a los consumidores. Las razones, a continuación:
1. Aumento de costos
El índice de costos de la producción, generado por la Universidad Argentina de la Empresa, reflejó entre un 37% y 38% de aumentos en la industria. Sin embargo, para el rubro textil la inflación fue superior. «Cuando se mira en particular, se ven aumentos del orden del 60%«, advirtió Fausto Spotorno, director del Centro de Estudios Económicos de Orlando J Ferreres y del instituto que produce esta estadística.
Con relación a los precios, el especialista también destacó que, debido a los cierres por pandemia, los comercios tuvieron costos hundidos durante muchos meses, que necesitaron compensar durante las aperturas. Sin embargo, referentes del comercio minorista aseguran que no aumentaron por sobre la inflación. «Nosotros, que tenemos negocios en outlets y a la calle, intentamos vender barato porque, si no, no vendemos. La gente no tiene plata. Aumentamos entre un 30% y un 40% nada más«, explicó a LA NACION Camilo Alan, dirigente de la Federación de Comercios de Buenos Aires y dueño de locales.
2. Escasez de algodón
Hay quienes responsabilizan a este commodity por la inflación alta. Según Ernesto del Brugo, presidente de la Cámara de Innovación Textil, el algodón compone, aproximadamente, el 60% de la materia prima utilizada para hacer prendas y más todavía para las de verano. En la Argentina, se produce principalmente en Chaco, aunque también se importa una parte.
«Aumentó más de 150% en 2020. El problema es que está en manos de dos o tres productores. Y, además, como se exporta, se traslada a dólares y en el mercado interno se vende a ese mismo precio. Buscamos un precio diferencial», agregó Alan.
Según algunos especialistas, la menor importación del algodón y sus derivados durante la pandemia mundial habría exacerbado el poder de los pocos productores argentinos. Además, el aumento tendría que ver también con una menor oferta, que incrementa el precio. «El mundo estuvo parado de 90 a 120 días, incluyendo a los productores de fibra en China y la Argentina. Crece la escasez», explicó Claudio Dreschler, presidente de la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria y socio de la firma Jazmín Chebar.
3. Desplome de la oferta
El rubro textil fue uno de los más detenidos durante la cuarentena. Solamente las fábricas de las industrias productoras de insumos para la atención sanitaria fueron exceptuadas de las restricciones. Debido al freno en las fábricas y a la menor producción mundial de insumos, hay menos oferta de productos. Según el Indec, la industria trabajó al 37% de su capacidad instalada durante 2020.
«La oferta cayó entre 50% y 60% mientras que la demanda cayó entre un 30% y 40%. La relación provoca una tensión. Determina un aumento en los precios, pero se va a normalizar. Durará cuatro o seis meses más», agregó Dreschler. Según el empresario, esto se ve reflejado también en faltantes. Advierte que para los consumidores será difícil encontrar trajes de baño y zapatillas, especialmente deportivas, en particular.
Asimismo, según algunos expertos, la oferta también se achicó por empresas que no lograron sobrevivir a la pandemia. Aunque no queda claro el impacto de los cierres, podría haber generado una menor competencia y, por ende, una menor oferta de productos.
4. Recuperación de la demanda
De acuerdo con declaraciones del sector, la demanda cayó por encima de la oferta, especialmente desde junio. «La gente acumuló dinero porque hubo recorte en otras áreas de gasto ocioso. Se tratan de sacar de encima ese dinero. Como no me puedo dar el gusto de ir al cine, me doy el gusto de comprar una remera», explicó Spotorno.
Para fin de año, la demanda de ropa y calzado se recuperó bastante, pero no logró llegar a los niveles anteriores a la pandemia. «Estuvimos satisfechos con la demanda de fines de 2020. Los protocolos implicaban un aforo que pensamos que no se iba a conseguir. En muchos casos no se consiguió, pero hubo una tasa de conversión muy alta. Quien concurría, concurría a comprar. No a pasear» dijo a LA NACION Mario Nirenberg, gerente general de la Cámara Argentina de Shopping Centers.
Sin embargo, la demanda en calzado tardó un poco más en recuperarse debido a la caída en el poder adquisitivo, pero también por la falta de ocasiones. «Las mujeres son las que consumen el 70% de los zapatos que se producen. No compraron porque no tenían donde ponérselos. Recién ahora hay un poco más de vida social», explicó Laura Barabas, gerente de la Cámara de Calzado.
5. Polémica con los comercios
Según distintos actores del sector, los precios altos y los aumentos no están en los comercios a cielo abierto, sino en los shoppings. «Son los que aumentan por los gastos fijos que tienen. Cobran por alquiler, publicidad, comisiones», dijo Camilo Alan.
Sin embargo, desde la Cámara aseguran que esto no es así. «No es verdad que los precios aumenten porque aumentamos nosotros. Hicimos un esfuerzo importantísimo para sostener las pequeñas y medianas empresas. Son las que apuntalan nuestra actividad y nuestro interés es que subsistan», declaró Nirenberg. Los shoppings cobran a los inquilinos un valor locativo, que depende de la cantidad de metros del local, entre otros factores. Luego, se aumenta ese monto de acuerdo con las ventas del comercio.
La Cámara aseguró que no aumentaron estas comisiones, ni pudieron cobrarlas debido a que las ventas fueron inexistentes durante varios meses. Debido al costo fijo del alquiler, algunos shoppings perdieron inquilinos. «Los más afectados fueron aquellos que dependían de oficinas o del turismo, como los de zonas céntricas. Ellos perdieron entre el 10% y el 12% de los locatarios«, expresó Nirenberg.
6. Logística internacional
«El flete de Asia a nuestro país incrementó, en promedio, un 600% y es impactó en el precio un 50% en dólares puesto en el puerto de Buenos Aires» explicó Jorge Sorabilla, vicepresidente de la Fundación Pro Tejer. Algunos expertos expresaron que la logística de mercadería internacional llegó a aumentar un 1000% dependiendo del origen.
7. ¿Y la competencia?
¿Los precios están altos porque las marcas nacionales no tienen competencia de marcas grandes como Forever 21 o Gap? Existe una versión según la cual las etiquetas argentinas, con costos más elevados y falta de competencia, elevan los precios porque «pueden hacerlo».
«Como en cualquier mercado, menos competencia eleva los precios. No la tasa de variación necesariamente, pero puede hacer dar saltos discretos como el de 2020. Luego se acopla al ritmo de aumento de precios en general. Tampoco pueden fijar cualquier precio porque no es tan inelástica la demanda«, argumenta Guido Lorenzo, director de Labour Capital & Growth. El economista explicó que la ausencia de algunas marcas en la Argentina no solo se debería a decisiones de política económica, sino a una falta de clima de inversión en el país.
Este año no existió la competencia relacionada con los turistas en el exterior. «Debido a la imposibilidad física, ya sea por restricciones de la Argentina o de destino a viajar, sumado a un dólar alto para el turista se trasladó toda la demanda hacia dentro del país», agregó Lorenzo.
Además de estos factores generadores de inflación, se mencionaron en entrevistas algunas razones más: un aumento de la presión tributaria de alrededor del 63%; la moda (debido a que ahora las tendencias marcan ropa más holgada y, por ende, más tela para producir una prenda); los costos laborales y la competencia desleal por la precarización en un fragmento de la industria; aumentos en el precio de lista porque trasladan al consumidor la perdida que generan las cuotas fijas con programas como el Ahora 12.
¿Dónde están los mayores aumentos?
En un punto todos estuvieron de acuerdo: la inflación no fue la misma en todas las vidrieras. Claudio Drescher propuso comprender el comercio de indumentaria y calzado en cuatro partes: el sector informal -como los mercados de La Salada-, los pequeños comerciantes a cielo abierto, las marcas nacionales con mayor renombre y las etiquetas internacionales.
Según especialistas, los principales aumentos se ven en el mercado informal, que reportó incrementos de 70%. Este segmento representa entre el 60% y el 80% del mercado. En los comercios barriales, muchos dicen no haber aumentado por sobre la inflación. «Yo no veo el aumento en las vidrieras», expresó Barabas. Además, añaden que las promociones, en general, no son contempladas para medir los precios del sector. Por lo contrario, el Indec solo toma los marcados en lista.
Los diferentes factores de aumento en el sector generan grandes disparidades en el comercio. LA NACION hizo una comparación de precios de los jeans: en un local de primera marca de un megashopping del conurbano, un pantalón en oferta se encontraba $1799 mientras que, según la Federación de Comercios de Buenos Aires, un jean en La Salada se vende alrededor de $1500. Para buscar buenos precios y ofertas en 2021 habrá que seguir los consejos que daba la recordada Lita de Lázzari, quien fuera presidente de la Liga de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios: «Camine, señora, camine».