¿Por qué es cara la ropa? La respuesta de los fabricantes
Fuente: La Nación – Según datos de la fundación ProTejer, hay un 75% de diferencia entre el precio de una remera que sale de fábrica y lo que paga cualquier consumidor en un shopping; también indican que en el mandato de Alberto Fernández se registraron los aumentos más grandes.
Saben que son señalados como los malos de la película por los altos precios de la ropa y por eso aclaran: “No somos los culpables”. En consecuencia, los productores textiles nucleados en la fundación ProTejer responsabilizan (como hacen habitualmente) a los shoppings, cuestionan la medición del Indec y argumentan que la importación golpea más al empresariado local de lo que ayuda al bolsillo del consumidor.
En términos políticos y económicos, la posición de los empresarios textiles de ProTejer resulta incómoda.La ropa y el calzado casi siempre se ubicaron entre los que más inflación registraron durante el último gobierno peronista. En una comparación de precios, encabezaron el ranking de los valores más altos entre abril de 2022 y agosto de 2023. Pese a eso, los productores de indumentaria quieren desprenderse de esa etiqueta. El punto interesante llega cuando se observa que la desaceleración del costo de este ítem coincide con el inicio de una gestión que impulsó medidas que redujo aranceles a la importación. Es ahí donde expresan fuertes reparos. “La importación no disciplina precios”, comentó Jorge Sorabilla, director institucional de TN Platex, empresa presidida por Teddy Karagozian.
En 2020, la ropa y el calzado fueron los que más aumentaron. En 2021, cayeron al segundo puesto y al año siguiente volvieron a recuperar la punta de los que mayor inflación registraron. Esto, sumado a la clásica premisa “afuera lo consigo más barato”, hicieron que el sector textil ganara la fama de “carero” en la Argentina. Los fabricantes de ropa reconocen los altos costos, pero indican que “el problema no está en la producción, sino en la comercialización”, tal cual sostuvo el presidente de ProTejer, Luciano Galfione.
En ese sentido, la organización que preside concentró la mirada en la composición de los precios que pagan los consumidores y estableció una fuerte diferencia entre lo que “sale de fábrica” y lo que “se compra en el shopping”. Contabilizaron una brecha del 75% entre el precio de uno y de otro.
Según relevaron, dicha amplitud de precios proviene de los gastos que afrontan los locales en dichos centros comerciales, los impuestos (como el IVA) y sus obligaciones bancarias. En contraste, esgrimieron que, del monto total que se paga una prenda, sólo el 8,5% corresponde a la industria y un 9% a gastos de logística y comercialización.
Pero no sólo el contrapunto que realizaron tuvo en el radar a los shoppings, sino también al Indec, que mide los precios y durante años ubicó a la ropa y al calzado entre los que más aumentaron sus precios. El hilo continuó sobre la ponderación que otorga el instituto de estadísticas oficial al precio de referencia en shoppings, cuando, según su visión, el hábito de consumo de la gente cambió, dado que el 93% de las ventas ocurren afuera de ellos y a menores costos.
A propósito de lo registrado en los años de Alberto Fernández como presidente, gestión en la que se disparó el precio de la ropa, sostuvieron que esa foto forma parte de una película cuyas conclusiones, tal cual afirmaron, son distintas, ya que calcularon que la inflación textil durante el mandato de Mauricio Macri y la incipiente gestión de Milei se ubica por debajo del crecimiento del índice general de precios. Según sus números, durante el mandato de Macri la inflación acumuló 183% y las prendas de vestir y calzado, 136%; en el de Fernández el nivel general fue de 1147% y los textiles 1467%; y en el de Milei, hasta agosto, 95% aumentaron en promedio todos los bienes, mientras que la indumentaria, 61%.
El estudio de ProTejer calculó que entre diciembre de 2016 hasta agosto de 2024 hubo una inflación acumulada del 6783% y la de la ropa alcanzó 5850%. Por esta razón, el trabajo concluyó que si la ropa hubiera igualado al nivel general debería haber aumentado 2,6 puntos porcentuales más por mes durante los últimos ocho años.
Además, exhibieron un gráfico según el caul en 60 de los últimos 92 meses la evolución de los precios de la ropa estuvo por debajo del nivel general. El mayor período de indumentaria arriba de la suba promedio de otros bienes se observa entre agosto de 2021 y diciembre de 2023. Incluso, dentro de ese período, entre abril de 2022 y agosto de 2023 fueron el ítem con el precio relativo más alto, según relevó ProTejer. Los empresarios lo adjudicaron a un proceso de “recuperación de costos” y hábitos de consumo de ese momento.
Vinculado a eso, asociaron la desaceleración actual a la baja del consumo y a la crisis que atraviesa el sector. Contabilizaron 10.000 despidos y suspensiones en la industria textil. Por este motivo, Galfione afirmó que “la importación lastima más de lo que ayuda”.
Por lo tanto, concluyeron que una solución para el alto precio de la ropa podría pasar por una baja de impuestos en el mercado interno. En este punto, Ingresos Brutos picó en punta. “Tiene un efecto cascada impresionante”, describió Sorabilla. Explicó que en cada eslabón de la cadena productiva se paga este tributo y la industria textil puede estar compuesta hasta por nueve eslabones: obtención de materia prima, procesamiento de fibras naturales, hilado, tejidos, acabado textil, diseño, confección, producción final y comercialización. La incidencia de este gravamen, sumado a todas las alícuotas, conforman el 50,3% del precio final de la ropa.