Fuente: iProfesional – Mujeres en la Industria combina ergonomía y estilo, con una mirada consciente y sostenible. «Es una herramienta de empoderamiento», asegura su fundadora
En la actualidad, según datos de la Red Mujeres de la Industria Argentina, la mujer representa el 33,5% de la fuerza laboral en el sector industrial. Atenta a ello, y basada en su propia experiencia y necesidad, Georgina Zárate decidió cambiar esa realidad: así nació Mujeres en Industria (MEI),enfocada en un nicho poco explotado y con el objetivo de ofrecer ropa laboral femenina que combina ergonomía, estilo y funcionalidad.
Durante los más de 15 años que trabajó en una multinacional del rubro industrial, se enfrentó al desafío de adquirir ropa de trabajo para las mujeres de su equipo. «Año tras año, la frustración era la misma: no existían prendas diseñadas específicamente para mujeres en la industria. Lo único que llegaba era ropa de hombre en un talle más pequeño», cuenta a iProfesional.
Según comparte, «nos enfocamos en tres problemas clave: la falta de indumentaria laboral adaptada a las necesidades de las mujeres en sectores industriales, la necesidad de incorporar prácticas sostenibles en la producción y la falta de oportunidades laborales para mujeres en situaciones de vulnerabilidad». En este sentido, destaca: «MEI no solo ofrece ropa, sino que es también una herramienta de empoderamiento y profesionalización y lo hace desde una mirada consciente y sostenible».
La propuesta de valor de MEI se enfoca en crear una marca que identifique y represente a las mujeres en el sector industrial, «ya que esto es lo que genera empoderamiento», asegura. «Buscamos que nuestras clientas no solo realicen una compra, sino que vivan una experiencia enriquecedora al adquirir nuestros productos, sintiéndose valoradas y parte de una comunidad».
En el ámbito de ventas a empresas, la marca propone la co-creación de la ropa de trabajo, trabajando de la mano con sus clientes para fomentar un sentido de pertenencia. «Nos posicionamos como aliados estratégicos para aquellas empresas que desean transformar la entrega de la ropa laboral en un acto de fidelización y compromiso, alejándose de la percepción de una simple obligación», dice Zárate. «Este enfoque no solo promueve una cultura empresarial positiva, sino que también fortalece la identidad de marca».
Además, continúa, «nuestro compromiso con la responsabilidad social es fundamental.A través de nuestras acciones y productos, aspiramos a ser un catalizador para la igualdad de género y la inclusión en un sector que ha estado históricamente dominado por hombres».
Los números del negocio
Originalmente, Georgina había planeado armar una consultora para Pymes donde se incluyan a mujeres en mesas de negociación. Sin embargo, la participación en el programa gratuito de capacitación paraemprendedoras de Disco en 2023 la hizo cambiar de idea. «Esta iniciativa convoca a mujeres a concursar con sus ideas de negocio y nos otorga las herramientas necesarias para fortalecer nuestras capacidades y las de nuestro emprendimiento», describe.
MEI fue seleccionada y recibió $1.000.000, que la fundadora destinó a desarrollar su MVP en cual permitió financiar su primera producción de prendas, remeras de trabajo con reflectivos en colores femeninos; la realización campañas de publicidad y marketing; y la creación de la tienda on-line.
En la actualidad, cuenta la emprendedora, «estamos produciendo chalecos, remeras de manga larga y corta, y buzos, todos diseñados especialmente para mujeres, con un toque femenino y moderno». Se producen localmente en Buenos Aires, «trabajando con partners que comparten nuestros valores de calidad y sostenibilidad», destaca.
Las primeras remeras ya han encontrado su camino hacia varias provincias y ciudades, como Neuquén y Rosario, y han recibido consultas de otros países, como Ecuador, El Salvador y Uruguay, interesados en adquirir los productos.
«A medida que nos adentramos en el rubro textil, hemos aprendido que lograr la calidad y el diseño que buscamos requiere tiempo y dedicación», alerta. «Aceptamos las demoras como parte de nuestro proceso de aprendizaje, siempre comprometidos a ofrecer un producto final que cumpla con nuestros estándares de calidad».
A futuro, la empresa busca fortalecer la presencia de MEI en cada rincón de Argentina. Más que enfocarse en las ventas, el objetivo es fidelizar la marca y obtener un feedback constante de sus consumidoras. Para ello, planean ampliar su comunidad a través de embajadores en cada provincia, que muestren y promuevan sus productos. Una vez consolidada la marca en el país, el siguiente objetivo será expandirse por toda América Latina.
Emprender siendo mujer para mujeres: desafíos y oportunidades
Para Gabriela, uno de los principales desafíos ha sido lograr posicionarse en un mercado tradicionalmente dominado por empresas con prácticas más convencionales. «Esto requirió un esfuerzo considerable para salir a vender a empresas cambiando el mindset sobre el valor de invertir en indumentaria de calidad, inclusiva y sostenible», sostiene.
Además, desarrollar productos que cumplan con los estándares de calidad y diseño ha sido otro desafío importante. «Pasamos por varios prototipos antes de encontrar la prenda adecuada, lo que implicó un proceso de prueba y error que demandó tiempo y recursos».
Sumado a ello, «mantener nuestros estándares de sostenibilidad mientras nos aseguramos de ser competitivos en costos también ha presentado retos constantes. Encontrar el equilibrio entre responsabilidad social yviabilidad económica es fundamental para nuestro modelo de negocio», enfatiza Zárate. Y sigue: «Finalmente, la visibilidad y el reconocimiento en un sector donde las mujeres representan solo el 33,5% de la fuerza laboral ha sido un desafío adicional».
Para ella, «lo más hermoso de emprender es la oportunidad de soñar y encontrar mi propósito en la vida. Es un viaje que transforma realidades a partir de necesidades genuinas». Gabriela creó una comunidad de mujeres que finalmente se sienten escuchadas, que ahora hablan de «outfits» en lugar de simplemente «ropa de trabajo».
«Emprender no se limita a crear; implica un profundo compromiso con nuestras palabras y acciones. Para mí, lo más atractivo de este camino es la posibilidad de dejar una huella significativa en todo lo que hacemos», expresa al tiempo que aclara: «Lo más desafiante es el camino que recorremos. Todos ven el resultado final: una imagen hermosa en Instagram o un producto terminado, pero eso es solo la punta del iceberg. Nadie te cuenta y generalmente se oculta el proceso, que puede ser solitario e ingrato. Por eso es son tan valiosos los programas como el de Disco, dejamos de ser invisibles ya que nos acercan a un mundo de posibilidades».
Por otro lado, emprender como mujer en Argentina representa un desafío adicional. «Aún enfrentamos muchos estereotipos y barreras que debemos superar», dice. Pero hay un aspecto positivo: el tema está en la agenda, y cada vez más mujeres están liderando negocios y emprendimientos. Personalmente, aunque aún existen sesgos, estoy convencida de que la firmeza en nuestra visión y la convicción en nuestras ideas pueden cambiar la percepción de quienes escuchan nuestras propuestas sin importar nuestro género».
¿Es posible ser rentable y a la vez generar impacto?
Antes de fundar MEI, Georgina tenía claro que, teniendo una empresa, no negociaría sus valores: su objetivo era cambiar el mundo a través del emprendimiento. «En MEI, rentabilidad e impacto positivo son inseparables. Nuestro modelo de negocio integra la sostenibilidad y el empoderamiento femenino como parte fundamental de nuestra identidad», sostiene.
Colaborar con espacios que apoyan a mujeres en situación de vulnerabilidad, diseñar productos con un menor impacto ambiental y ofrecer prendas de alta calidad a sus clientes son ejemplos concretos de cómo puede una marca crear valor económico y social simultáneamente. «Estoy convencida de que las empresas del futuro no pueden ignorar el impacto que generan en sus consumidores. Ahora, mi principal preocupación es cómo seguir impactando positivamente en la vida de nuestros clientes, la comunidad y el medio ambiente», concluye.