Fuente: Clarín – “Me fui a París y volví con el contrato en la mano”, reveló el empresario Alberto Levi Mayo sobre la vuelta de la marca francesa Cacharel a la Argentina.El apellido es histórico en la industria de la blanquería: su familia está presente en el rubro desde hace cinco décadas.
Levi Mayo diversificó el negocio y se convirtió en licenciatario de Dior entre 1980 y 1995 y Cacharel, que estuvo en el mercado argentino durante 30 años y se retiró hace cinco. De ahí, que fue un engranaje clave en su regreso al país y el nexo entre Francia y Alav SRL, la empresa textil que tomó la licencia ahora.
Esta compañía es propiedad de Uriel Sadrinas, tercera generación de blanqueros y quien hace 14 años dejó la firma familiar de Tierra del Fuego Badisur, con más de 70 años, para encarar su proyecto propio. Dueño de la marca Love & Home, desde 2021 fabrica en una planta de 12.000 metros cuadrados en la zona franca de General Pico, La Pampa, que se abastece de energía solar en un 70%.
Los beneficios fiscales que ofrece la región le permitieron importar sin SIRAs y reemplazar por producción nacional el 100% de los artículos terminados de su marca propia que antes traía de afuera. Por esta locación estratégica, Alav hizo un acuerdo con la importadora de Levi Mayo para facilitarle el ingreso de cierta mercadería.Levi Mayo fue el nexo entre Francia y Alav, la firma de Sadrinas. Foto: Clarín
En una charla de negocios a fin de año, Sadrinas le contó a Levi Mayo su interés por traer Cacharel a la Argentina de nuevo. “Iniciamos las negociaciones con la idea de volver fuerte con blanquería sin depender de las importaciones. Antes, Cacharel tuvo estos productos, además de ropa y perfumes. Le interesa estar en un país con previsibilidad”, explicó el dueño de Alav sobre el regreso de esta marca en un contexto que también atrae a otras.
Así fue que Levi Mayo llamó por teléfono a Francia y habló con el mismísimo Jean Cacharel, de 92 años, dueño y fundador de la marca. En febrero, viajó a París y firmó el contrato que lo convirtió en socio de Sadrinas en esta alianza. Y en marzo, Cacharel lanzó sus nuevas colecciones, ahora confeccionadas en la Argentina.
Los productos
Por el momento, ofrece 15 líneas de productos textiles para el hogar, como sábanas de hasta 300 hilos por pulgada cuadrada, colchas, edredones, toallas, toallones y repasadores. La idea es llegar a 40 a fin de año y sumar almohadas, manteles y cortinas, entre otros objetos.
“Estamos haciendo 1.500 acolchados diarios y están todos vendidos. No doy a basto para producir más por la alta demanda que genera la marca y la tecnología con la que estamos fabricando”, aseguró Sadrinas, quien hizo una inversión inicial de US$ 2 millones en la compra de cinco máquinas europeas, las mismas que usa la firma sueca Ikea.
Al respecto, el empresario que emplea a 120 personas entre La Pampa y Buenos Aires, donde tiene sus oficinas administrativas y showroom, sostuvo que el principal desafío es encontrar talento calificado. “Faltan operarios capacitados. Hay 100 personas trabajando en La Pampa. Necesito incorporar a otros 80 para llegar a los tres turnos y que la planta funcione a plena capacidad”. Cacharel ofrece 15 líneas de productos textiles para el hogar. Foto: Clarín
En los próximos seis a ocho meses, Alav planea sumar un centro logístico para ampliar en un 50% su capacidad de almacenamiento. Busca un depósito de 5.000 metros cuadrados en Santa Rosa, La Pampa, para desde allí hacer envíos a todo el país.
Pese a la caída del consumo, a la empresa se le triplicó la venta respecto de esta época de 2023, sumado al frío anticipado que le permitió saldar deudas comerciales. “Clientes que compran Love & Home nos piden Cacharel”, indicó Sadrinas en referencia a los más de 300 mayoristas a los que abastece, la mayoría de los barrios porteños de Once y Flores.
Por ahora, no tiene venta minorista ni online. Pero el plan es inaugurar franquicias de Cacharel Home, locales tipo boutique en el centro de las grandes ciudades. “Haremos líneas especiales de Love & Home y Cacharel para esas tiendas, que no demandarán una gran inversión, ya que el mayor costo, la compra de la mercadería, hoy ya está contemplado”, adelantó Sadrinas.
Los socios no le temen a la apertura de importaciones. Hacen hincapié que en el país no se elaboran productos de esta calidad con máquinas de última generación. “Solo hay en Europa o los Estados Unidos. Los de Asia no compiten y los fletes son carísimos. Entran pocos contenedores de acolchados. El mayorista que conoce se da cuenta que no es lo mismo”, argumentó Sadrinas, a lo que Levi Mayo agregó: “Pesa no solo el nombre, sino también la calidad”.