Fuente: TN ~ Condenada por la dictadura de las temporadas a vivir seis meses por delante, la moda aprovecha la crisis del coronavirus para frenar el ritmo y reflexionar sobre el intenso calendario primavera-verano, otoño-invierno, aunque el cambio amenaza con desestabilizar a las pequeñas marcas.
«El momento que atravesamos es turbulento, pero nos ofrece la ocasión única de arreglar lo que no funciona, de suprimir lo superfluo, de recuperar una dimensión más humana», dijo el diseñador italiano Giorgio Armani, de 85 años, en la revista «Jetset Magazine. La edad y la experiencia le han dado al famoso sastre italiano esa libertad para reclamar lo que en esta industria multimillonaria y supercontaminante pocos se atrevían a decir.
«Lo bueno de esta crisis es que permite a todas las marcas lanzar un proceso de reflexión sobre el funcionamiento y el ritmo del mercado, del que todo el mundo empezaba a cansarse», comentó a la agencia de noticas EFE Cyril Cabellos, director de comunicación de Lanvin, la «maison» más antigua de Paris.
El punto de inflexión fue esta semana cuando Saint Laurent anunciaba su decisión de abandonar el calendario oficial de la semana de la moda de París, organizado por la Federación la Alta Costura y Moda seis veces al año (dos encuentros de prêt-à-porter femenino, dos de hombre y dos de alta costura). El desplante ha alarmado a quienes ven en esta rígida y criticada agenda su principal escaparate y muestra que el cambio, en busca de un plan más sostenible, no es tan inocente como parece pues deja en la estacada a los más pequeños.
«La decisión de Saint Laurent es comprensible pero egoísta. Las semanas de la moda son de momento la única forma de iluminar por igual a diseñadores noveles y grandes marcas«, critica desde el anonimato un directivo de una conocida marca francesa de tamaño intermedio.
París, Milán, Londres y Nueva York completan el circuito de la moda que impone un ritmo aceleradísimo de viajes y citas a quienes intervienen, obligados a pasar seis meses de desplazamientos al año.
Si esto ya resulta complicado con dos temporadas anuales, a esto se le añaden las llamadas colecciones de entretiempo, crucero y pre-fall, una respuesta de las grandes casas al pulso de colecciones mensuales que impusieron cadenas como Zara, que ha terminado por evidenciar el problema: demasiada ropa, demasiada rapidez.
A la crítica del sistema actual se han sumado algunos de los rostros más influyentes de la industria, como la periodista inglesa Suzy Menkes que en «The New York Times» tachó de «circo» el ambiente que rodea las pasarelas, o el historiador Olivier Saillard, quien recientemente consideraba en declaraciones a EFE que los desfiles son una práctica inveterada.
En París, la Federación sirve como sindicato y lobby de todas las marcas, grandes y pequeñas. Contactado por EFE, el organismo optó por no pronunciarse en la polémica salida de Saint Laurent y descartó de momento un cambio en los calendarios. «Una maison intermedia no tiene posibilidad de salir del sistema clásico de fashion weeks con la captación de audiencias que supone, pero esto podría tener algo positivo. Por ejemplo, trabajamos en ser más racionales en la división de la temporada: la primavera-verano, otoño-invierno no tienen sentido hoy», explicó la fuente.
Pero, ¿qué pasaría si otros titanes de la industria, como Gucci o Prada, decidieran también el calendario que abandona la Federación? Varios trabajadores de la industria que fueron consultados, coinciden en que el golpe desestabilizaría la igualdad en el sector, dejando a los noveles sin posibilidad de emerger.
El debate sobre un posible cambio de calendario también está sobre la mesa en otras grandes marcas, como Chanel, que ya se ha visto obligada a cancelar todos sus desfiles hasta septiembre. Pero por muy grande que sea el impacto, pocos de estos gigantes ven amenazada su existencia con la crisis.»La reapertura en Asia ha sido buena, la gente ha ido a comprar más después del confinamiento y los datos de venta han sido similares a los del año pasado», comenta una fuente de Chanel.
«Los dirigentes están tranquilos y me atrevo a decir que este tiempo nos vendrá bien. Empezarán a racionalizar más sobre proyectos que a veces eran exagerados y esto los convencerá a desarrollar el negocio en internet, que no está a la altura«, opinó la misma fuente de la famosa marca fundada por Coco Chanel.
La consultora McKinsey, en un informe del que se hace eco «Business of Fashion», deja claro que la ley del más fuerte se aplicará con fuerza en esta ocasión al sector de la moda: «La crisis sacudirá al débil, envalentonará al fuerte y acelerará la caída de empresas que estaban sufriendo ya antes de la pandemia».