Fuente: Página 12 – Un informe de la Fundación Pro Tejer sobre la evolución de los precios de insumos locales y prendas de vestir. El salto en el volumen de importación de ropa no frenó la inflación: la aceleró.
Al conocerse los datos de la inflación de abril, del 8,4% de acuerdo a la medición del Indec, se verificó además que a la cabeza de los aumentos por rubro se ubicó el de prendas de vestir y calzado, con un 10,8%. No es la primera vez que estre rubro tiene ese raro privilegio, ya que en marzo estuvo en un segundo lugar con otra cifra impresionante de aumento mensual del 9,4 por ciento. ¿Abusos de las empresas textiles? ¿Imposición de condiciones monopólicas del mercado? El sector industrial, agrupado en la Fundación ProTejer, respondió con un informe contundente rechazando ser la responsable de la inflación. En cambio, reclamó prestarle atención a lo que está sucediendo con las importaciones de prendas.
«No son los precios locales de los proveedores de insumos para la fabricación de indumentaria los que explican este salto en los precios; estos incrementos se están dando en el contexto de una situación de estancamiento en la producción y en las ventas, pero con un extraordinario incremento en las importaciones de prendas confeccionadas, que solamente considerando el primer trimestre del año, trajeron al país en toneladas (cantidades físicas de producto) un 73,7 por ciento más que en el mismo trimestre de 2022», señalan desde el sector industrial textil.
La situación del mercado textil y de prendas de vestir parece desafiar toda lógica, aunque empieza a desenredarse el asunto cuando se enumeran las distorsiones que existen en este mercado. Por empezar, un sistema impositivo y de cargas fiscales en general que parece estar hecho con intención de facilitarle el negocio a los importadores y a quienes explotan talleres clandestinos, y en contra de la industria de la confección local, en su mayoría conformada por pequeñas unidades económicas o pymes.
Las etapas previas a la confección de la prenda son las de la producción de hilados y tejidos, que constituyen la materia prima con la que se confecciona. La cifras del sector ponen en evidencia, aqúi, una nueva contradicción. Otra de las mediciones que elabora el Indec es la de utilización de capacidad instalada, y las autoridades económicas suelen mostrar con entusiasmo cómo, después de la pandemia, se pudo ir recuperando este indicador para ir levantándose desde un piso de 50%, para avanzar paulatinamente hasta alcanzar el 60% y en la actualidad ubicarse en torno al 67-68%.
En ese cálculo, la industria textil quedó a la cola de la recuperación. Se mantiene en índices del 52 al 54% de uso de capacidad instalada, lo que equivale a decir que casi la mitad del potencial de planta no se utiliza (de cada 10 plantas, 5 están paradas, o trabajan las 10 pero todas a la mitad de sus posibilidades).
Pero en este nivel, el de insumos textiles, no se observa el fenómeno de explosión de importaciones. En el mismo primer trimestre del año, en el que la importación de prendas había crecido 73,7 por ciento en peso de producto, en hilados cayó un 50% y en tejidos un 39% con respecto al año pasado.
Por otra parte, el sector de la industria textil proveedora de insumos, las hilanderías y tejedurías, firmaron un acuerdo de precios con el gobierno en enero «con un cronograma a la bajar para la varación mensual de precios en el primer cuatrimestre», cuenta la fundación ProTejer, que preside Luciano Galfione.
El acuerdo proyectaba una variación acumulada de precios del 16,8 por ciento para el primer trimestre y del 20,6 por ciento hasta abril. Es decir, un aumento mensual promedio del 4,8 por ciento pero decreciente, que en abril ya bajaba al 3,25 por ciento.
«Los fabricantes de insumos textiles han cumplido con el cronograma acordado, lo que se ha visto reflejado en los indicadores de precios mayoristas en marzo con una variación acumulada en productos textiles del 14,8 por ciento en el trimestre, y ratificado con el último dato de este índice en el mes de abril que muestra una variación acumulada del 19,1 por ciento». Es decir, un punto y medio por debajo del 20,6 permitido por el acuerdo, destaca el informe de ProTejer.
Y casi diez puntos por debajo del aumento del rubro Prendas de Vestir y Calzado en el último cuatrimestre (28,9 por ciento). «Los aumentos parecieran estar más relacionados con maniobras comerciales con productos de importación y la forma en que se reflejan los movimientos cambiarios», apunta ProTejer, al mostrar realidades aparentemente contradictorias pero que deben atenderse al buscar las razones de la inflación en este sector, fuertemente dañado por distorsiones en las que industriales y consumidores resultan igualmente perjudicados.
“La suba de importaciones de productos terminados no baja los precios, y la situación del sector de indumentaria es un claro ejemplo», manifestó Marcelo Fernández, presidente de la Confederación General Empresaria de la República Argentina (Cgera), al ser consultado sobre el tema. “Los empresarios sabemos que hubo aumentos, pero queda claro que la importación no es la solución; lo que tenemos que discutir es el costo argentino y no pensar que la industria es la culpable”, señaló el dirigente tras la difusión del informe de Pro Tejer.