Fuente: iProfesional ~ Los propietarios de espacios comerciales están renegociando contratos con ajustes menores a la mitad del índice de precios del 2018
La parálisis que exhibe la actividad económica impacta con fuerza en el consumo. Así, se sigue profundizando el derrumbe en los niveles de ocupación de los locales comerciales.
Sólo en lo que va del año, según referentes del sector, más de 2.500 puntos de venta bajaron sus persianas en la geografía porteña. Algo similar ocurre en las principales ciudades del interior de la Argentina, como es el caso de Rosario -400 cierres en el último semestre-, Córdoba -casi 180 sólo en enero- o Mendoza -1.000 en el último año-.
La ausencia de signos que permitan suponer un freno en esta caída viene alentando cambios entre inmobiliarias y comerciantes que alquilan locales en las principales avenidas, que ante el parate sostenido comenzaron a flexibilizar sus exigencias a la hora de alquilar un espacio o renovar contratos.
Según coincidieron en señalar distintas voces consultadas por iProfesional, lo que prevalece es la intención de mantener al inquilino que «cumple». La extensión de estos vínculos, más allá de algún caso particular, viene cerrándose a valores que promedian la mitad de la inflación del año pasado.
Hablando en números, los contratos que se vencen en estos días difícilmente tengan un ajuste superior al 20%, cuando la tradición en el sector es que cada «retoque» vaya en línea con la inflación registrada el año anterior. Es decir, si el bajón del consumo no hubiese sido tan pronunciado, hoy los contratos se estarían renovando en términos superiores al 40%.
Y, en la medida en que el índice de vacancia aumenta, el otro fenómeno que se está constatando es la rebaja en las pretensiones de los propietarios, que prefieren resignar rentabilidad antes que prolongar la situación de mantener un local vacío.
En lo que hace a las condiciones de ingreso, analistas e inmobiliarias señalaron que hoy se privilegia la «garantía comercial» –que quien alquila no arrastre deuda o cuestiones pendientes de operaciones anteriores– antes que la tradicional garantía de propiedad.
«Se ablandaron un poco los requisitos tradicionales. Hoy al propietario le interesa más el antecedente comercial del inquilino que si éste tiene o no una garantía propietaria de peso. Se revisa que el inquilino no tenga un historial de cheques rechazados u obligaciones impagas. En la situación actual, eso es más importante que otros aspectos», sostuvo ante iProfesional Diego Migliorisi, socio gerente de la inmobiliaria homónima.
El comercializador remarcó que los propietarios se esfuerzan por «no perder al buen inquilino», y que ese aspecto es el que talla a la hora de entender la flexibilización en las condiciones de ingreso a los locales o la renovación de los alquileres.
Consultado por iProfesional, Miguel Altgelt, titular de Altgelt Negocios Inmobiliarios, sostuvo que en la baja de persianas generalizada hoy pesa más el tenor de los impuestos que el valor mismo de los alquileres.
«El costo de las expensas cada vez pesa más. Ocurre que hay oficinas y locales que hoy tienen valores de las expensas que, sumados a los impuestos en general, empatan el costo del pago mensual. Eso complica todo», aseguró.
«Existe mucho movimiento de comerciantes que abandonan los espacios grandes para migrar a unidades más chicas. La vacancia depende mucho del nicho comercial. Venta de ropa, electrónica, por poner ejemplos, son rubros que hoy están muy complicados por la situación económica. Muchos locales que quedaron vacíos estaban ocupados por ese tipo de rubros», añadió.