Fuente: La Capital – Se conocen desde preescolar y crearon su propia marca de ropa para el deporte y el confort. Con taller y local propio en Rosario, ponen el foco en el exterior.
Victoria Magnani y Camila Ghidinelli compartieron casi toda su vida juntas y ya hace varios años que sumaron a su relación de amistad un condimento especial al volverse socias de un negocio propio. Hoy, con 28 años, están al frente de Balance Fit, una marca de ropa deportiva y urbana femenina con la que atienden al canal minorista y mayoristas, desde Rosario al resto del país. Con su local ubicado en calle Corrientes 220, exhiben variedad de prendas, las cuales también venden a través de su página web a usuarios finales y a más de 200 negocios y emprendedores.
El siguiente paso que quieren dar es llegar con sus productos al mercado extranjero y, de hecho, están a punto de concretar su primera exportación a la ciudad de Maldonado, en Uruguay. “Tenemos una persona que nos contactó para vender nuestros diseños en su tienda y estamos trabajando en este primer envío. Va a ser por vía terrestre y todavía no definimos la cantidad, pero la idea es que sea un precedente para empezar a comercializar en países limítrofes como Brasil y Chile”, aseguraron las socias en diálogo con el suplemento Negocios de La Capital.
Emprender con la ropa deportiva
La pasión por emprender en el rubro de la indumentaria les llegó a las amigas a poco de haber terminado los estudios secundarios en el colegio Dante Alighieri, cuando decidieron hacer un curso de corte y confección. Así aprendieron los principios básicos de este oficio y se lanzaron con sus primeras apuestas en la moda. “Primero nos animamos con algunas prendas, pero solo en el diseño. Elegíamos la estampa, la tela, la forma y tercerizábamos todo el proceso de producción con una costurera. En el 2016 arrancamos a vender por redes y en locales a los que les pagábamos para tener nuestro perchero propio y darnos a conocer”, contó Magnani.
A ese primer paso, le siguió la apertura de un local propio en calle Dorrego entre San Juan y San Luis, que las emprendedoras equiparon con producciones suyas y de otras marcas que pagaban el espacio al igual que ellas en sus inicios. De a poco, fueron haciéndose fuertes en un mercado competitivo y con empresas de gran trayectoria en la ciudad, buscando diferenciarse de estas en diseño, colores y estampas, para generar una propuesta de valor entre el segmento joven.
Interior del local Balance Fit, ubicado en calle Corrientes al 200.
Fotos: Leonardo Vincenti / La Capital.
“Cuando empezamos con Balance Fit lo que buscábamos era crear un producto diferente al de otras casas de indumentaria. Tomamos muchas tendencias del exterior para romper con la estructura que había en el mercado local, queríamos algo más canchero y adaptado a nuestra edad”, contó Ghidinelli, quien a la par estudió la carrera de Ingeniería Industrial, con la que está pronta a recibirse, mientras que Magnani se recibió de Licenciada en Comercialización.
Hoy las buscan clientas de casi todas las edades, aunque admiten que son fuertes en el público que va de los 35 a los 45 años, que quiere ropa de entrenamiento, pero también para estar cómodas en las casas o en el trabajo. De hecho, la decisión de incluir prendas sueltas de tipo “urbanas” para el día a día tomó impulso con la pandemia, cuando las personas pasaban mucho tiempo sin salir de sus hogares. La oferta es variada y se pueden conseguir, desde conjuntos de calzas y tops deportivos por $80 mil, hasta remeras por $25 mil, buzos y camperas por $45 mil y pantalones anchos de frisa por $40 mil.
Crecer en m2 y clientes
A finales del 2020, mudaron su marca a una tienda más grande, en calle Corrientes 220, donde están actualmente. Esta decisión estuvo alineada con un salto profesional en los procesos productivos, pasando a encargarse de otras etapas en la confección de las prendas, anexando un taller en el mismo espacio. “Pasamos de 80 m2 a 160 m2, el doble de tamaño. Empezamos a estampar con máquinas propias, a encargarnos del corte de las telas y a realizar el control de calidad de cada pieza para detectar si había algún error en su confección y destinarlas a otro canal de venta, como el Ganga Sale, que es una acción que hacemos cada tanto para acercar distintos descuentos”, indicó Ghidinelli.
Asimismo, las dueñas dejaron de atender el local y pasaron a asumir tareas vinculadas al mando del negocio, la administración del personal y el marketing digital, un área en la que hicieron mucho hincapié para ampliar su público. Al estar todavía la pandemia presente, las ventas online eran una parte fundamental en la generación de ingresos, como también lo fue el crecimiento de su canal mayorista. Personas a lo largo del país las contactaban para vender sus prendas y el stock que tenían acumulado, según las socias, se vendía en pocos días.
Taller donde las emprendedoras confeccionan las distintas prendas de la marca.
Fotos: Leonardo Vincenti / La Capital.
“Hubo gente que buscaba otro ingreso, estaba en su casa y decía revender ropa y así nos llamaron de distintos lugares. Tenemos a una especialista encargada de atender a este sector y de hacer el seguimiento de los clientes mayoristas, son cerca de 200 que confiaron en nuestra marca, con presencia importante en Santa Fe y Entre Ríos. Les brindamos asesoramiento y si viene alguien nuevo evaluamos de qué localidad es para que no haya muchos revendedores en esa ciudad, así no les generamos más competencia”, explicó Magnani y agregó que diseñaron una tienda exclusiva para atender a este segmento.
El monto de compra mínimo para mayoristas es de $80 mil, según las dueñas el objetivo fue fijar un número bajo para que sea accesible a emprendedores chicos. Los precios de venta son casi un 50% más económicos que los que manejan directo al público. A su vez destacaron que las ventas online llegan casi a emparejar a las que efectúan de forma personal, por lo que la publicidad en redes sociales es una herramienta fundamental en su modelo comercial. De hecho, trabajan con una agencia que se encarga de asesorarlas con campañas y acciones puntuales.
Además de ropa deportiva, las socias comercializan otros productos como gorras y bolsos.
Fotos: Leonardo Vincenti / La Capital.
Presente y planes a futuro
A principios de este año, Victoria y Camila realizaron una remodelación de su tienda de calle Corrientes, duplicando el frente para agrandar el salón de ventas y sumando 60 m2 en un primer piso. Actualmente, tienen 220 m2 que se dividen entre: local al público y taller de producción en la planta baja, más dos habitaciones en la parte de arriba, una donde están sus oficinas y otra para creación de contenidos como fotos y videos. Fue la forma de concentrar todas las áreas estratégicas de su negocio en un solo lugar. Por el momento no planean la apertura de un segundo Balance en la ciudad.
“Además de exportar, que es un paso que tenemos en vistas a concretar próximamente, queremos desarrollar otros productos para complementar la marca. Pensamos en crear líneas de accesorios como bolsos y calzados, también en la posibilidad de importar diseños atractivos que vemos afuera y que puedan sumar a nuestra propuesta para diversificarnos”, aseguraron las socias y amigas.